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Manolo Codeso se maquilla en un cuchitril

Los teatros privados recibirán 600 millones en cuatro años para mejorar sus locales

Manolo Codeso se disfraza y maquilla en un cubículo de menos de cuatro metros cuadrados sin agua ni ventilación. El cuchitril, en el teatro Reina Victoria, no es una excepción. Los actores saben que la gloria de actuar en Madrid pasa por sufrir sus camerinos, Así es en la mayoría de los 13 escenarios privados. Los empresarios les comprenden y esperan que la solución llegue de la mano de un consorcio de rehabilitación de teatros que han creado el Ayuntamiento, la Comunidad y el Ministerio de Cultura. Para tapar grietas juntarán entre los tres 600 millones en cuatro años.

Manolo Codeso no puede tumbarse a descansar entre las dos funciones diarias de Cena para dos. Su estrecho camerino del teatro Reina Victoria, edificado en 1914, carece de las mínimas comodidades. No tiene siquiera un grifo de agua. Su compañera de reparto, Lía Uyá, es rotunda: "No hay aire acondicionado, la cadena del baño está rota y no hay papel higiénico".Un pequeño bar, situado en el sótano del teatro Calderón, calma la sed de los 20 actores que realizan 10 funciones semanales de la obra Las de Caín. El vestíbulo de los camerinos es estrecho, no está pintado y no tiene ventilación. Los baños para el público son tan estrechos que es imprescindible dejar el bolso fuera.

Muchos de los 13 teatros privados que existen en Madrid -casi 10.000 butacas- están en un estado similar. El más moderno, el teatro Marquina, fue construido en 1962. Otros han sido cerrados por Protección Civil, como el Maravillas o el Infanta Isabel. Paco Cecilio, actor madrileño, recuerda que en este último había un lavabo muy curioso: "Era muy difícil lavarme las manos, pues las dos juntas no cabían".

Para intentar reparar esta situación, el Ministerio de Cultura, la Comunidad y el Ayuntamiento han creado un consorcio de rehabilitación de teatros privados. El Ayuntamiento dio la aprobación al proyecto el pasado lunes. Ahora sólo falta la firma.

El consorcio se financiará con el presupuesto que hasta el año pasado estaba destinado al desaparecido Festival Internacional de Teatro. Cada Administración aportará 50 millones anuales durante cuatro años.

"Los 600 millones me parecen poco, pero yo estoy a favor de cualquier ayuda, Eso sí, quisiera que los empresarios tuviésemos voz y voto dentro del consorcio", señala Alejandro Colubi, propietario del teatro Marquina y secretario general de la Asociación de Dueños de Locales. Juan Pérez Eguía, administrador del teatro Calderón y del Reina Victoria, señala que los tiempos no están para invertir fortunas. "Bastante hacemos ya con estar abiertos", matiza Ángel García Moreno, dueño del teatro Fígaro.

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El consorcio se propone dar prioridad a los proyectos destinados a garantizar la seguridad de las personas. "Desde el incendio de la discoteca Alcalá 20, el Ayuntamiento exige normas estrictas de seguridad", advierte Esperanza Aguirre, concejal de Cultura.

Juan Pérez Eguía, que hasta hace poco llevaba cinco teatros en Madrid y hoy sólo dos, no se fía. "Soy incrédulo. Llevo 45 años dedicado a esto y sólo he visto que la Administración ayuda a los locales privados por cierre, quiebra o derribo".

Además del público, que muchas veces tiene que ver las obras de teatro bajo sombras de humedad en los techos o entre paredes desconchadas, los actores sufren del estado de decadencia de la mayoría de los teatros privados. "Lo más deprimente son los servicios: húmedos, antiguos y abandonados. Incluso me ha tocado fregar el suelo antes de entrar", se queja Lola Herrera, que estrenó anoche la obra Algo especial en el teatro Fígaro.

"Los camerinos son lo menos motivadores y nosotros, que somos gente de sensibilidad, necesitamos un espacio para relajarnos. La habitación de un convento sería suficiente", dice la actriz.

La actriz Rosa Valenty dice que ya que no todos los actores disfrutan de los camerinos del teatro estatal María Guerrero, que tienen baños propios; que por lo menos se preste un poco más de atención a los de los teatros privados.

El director del Instituto Nacional de las Artes Escénicas, Juan Francisco Marcos, espera que las ayudas estén listas antes de fin de año: "Es lógico que tengan prioridad los teatros más afectados".

El dinero tapa las grietas más urgentes

Los empresarios teatrales están al acecho de los 150 millones anuales que pondrán en sus manos las instituciones públicas para mejorar sus locales anticuados. Aún no se ha firmado el consorcio para rehabilitar escenarios y ya han empezado las suspicacias. Algunos de ellos creen que parte de ese dinero no les llegará. Y no les falta razón. El teatro Maravillas y el Infanta Isabel, actualmente precintados por el departamento de Protección Civil del Ayuntamiento, se les han adelantado."Hemos realizado algunas aportaciones a cuenta de nuestra cuota de 50 millones de pesetas del consorcio, pues la firma de los estatutos se estaba retrasando demasiado. En total, hemos dado unos seis millones al teatro Maravillas y cerca de ocho al Infanta Isabel", justifica Ramón Caravaca, viceconsejero regional de Cultura.

Salvador Collado, empresario del teatro Maravillas, asegura que reabrirálas puertas del local con la obra Viridiana, de Benito Pérez Galdós, pero que aún quedan varios probelmas por resolver, como la ampliación del escenario, la reforma de los camerinos y la remodelación del patio de butacas. Pero él solo se siente incapaz. "He presentado un proyecto de 150 millones".

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