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Fuerzas especiales impiden reunirse a un grupo de oficiales retirados

La oposición se quedó ayer sin uno de sus principales comandantes cuando las autoridades moscovitas detuvieron a Stanislav Térejov, copresidente del nacionalista Frentede Salvación y líder de la Unión de Oficiales, como presunto organizador del ataque a la sede del mando de las Fuerzas Armadas Unificadas de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) durante el que murieron dos personas. Paralelamente, las fuerzas especiales antidisturbios impidieron que los oficiales retirados se reunieran en el Centro Parlamentario, bloqueando todos los accesos al edificio.

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El sangriento incidente se produjo el jueves por la noche, cuando un grupo de ocho hombres armados trató de entrar por la fuerza en la sede del mando de las Fuerzas Armadas de la CEI, situada en la avenida de Leningrado, cerca de la Fundación del ex presidente soviético Mijaíl Gorbachov. En el tiroteo que se produjo murió el capitán de policía Valeri Sviridenko y, a causa de una bala perdida, Vera Malísheva, una mujer que vivía cerca del lugar de los hechos. Además, un segundo policía resultó herido. Sviridenko, de 36 años, recibió tres balazos prácticamente a bocajarro y pereció poco después en el hospital. Malísheva, una mujer de 64 años, fue alcanzada por una bala cuando se acercó a la ventana de su vivienda para ver lo que ocurría.El organizador del ataque fue, al parecer, el coronel Térejov, ya que casi a la misma hora, junto a la Casa Blanca (sede del Parlamento), el dirigente comunista Víktor Anpílov informó a sus partidarios que Térejov había tomado el mencionado cuartel general. El alcalde Yuri Luzhkov indicó que, además de Térejov, fueron detenidos otros nueve hombres. Añadió que sólo tres de ellos eran habitantes de Moscú y que todos habían declarado que recibieron órdenes de la Unión de Oficiales.

Alarma en Moscú

La noche del jueves se registró también un ataque contra la Dirección de Inteligencia Militar, según informó ayer Yevgueni Sevastiánov, jefe de la Dirección de Seguridad de Moscú. Sevastiánov, quien no dio detalles del incidente, manifestó que el jueves se había reunido con Térejov y habían llegado al acuerdo de que sus hombres no emprenderían ninguna acción ¡legal y concertaron una nueva cita por la noche, a la que el coronel rebelde Regó.

Los refuerzos policiales que rodearon la Casa Blanca causaron alarma entre las personas congregadas ante el edificio, entre las que rápidamente se corrió el rumor de que el presidente Borís Yeltsin había dado orden de tomar por asalto la sede del Parlamento. En la Casa Blanca permanecen el vicepresidente, Alexandr Rutskói, el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, y algunos cientos de diputados, que son protegidos por voluntarios y por la guardia parlamentaria oficial. Sin embargo, los planes de asalto del Parlamento fueron desmentidos tanto por Yeltsin, como por los ministros de Interior y de Defensa.

Aunque ninguna unidad militar ha declarado su lealtad a Rutskói, el ministro de Seguridad paralelo que nombró, Víktor Baránnikov, aseguró que tenían a 7.000 oficiales en la Casa Blanca y en sus alrededores. El número de metralletas que poseen los defensores del Parlamento oscila entre 40 y 400, según diferentes fuentes.

Mientras tanto, la reunión de oficiales retirados que había convocado la organización de Térejov en el Centro Parlamentario, situado en las cercanías del mercado central, no llegó a realizarse. La policía antidisturbios bloqueó todas las calles que dan al mencionado centro y, ya junto a la entrada, dos filas de fornidos agentes impedían el paso a todos los que intentaban acercarse.

Sólo un oficial llegó hasta el último cordón policial y las ideas que tenía de la situación distaban mucho de la realidad. Víktor Gordiyenko, que había servido en la Aviación, aseguraba que Viacheslav Achálov, el ministro de Defensa paralelo nombrado por Rutskói, tenía el mando real del Ejército. Según Gordiyenko, el jueves Achálov había conversado con todos los comandantes de los distritos militares rusos y todos le habían jurado lealtad. El mundo imaginario en que vive este antiguo aviador parece ser compartido por algunos dirigentes de la Casa Blanca.

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