Bill Clinton pretende abrir una nueva era con y su revolución sanitaria
El 60% de los norteamericanos, a favor de pagar más impuestos si mejora la asistencia
Bill Clinton pretende que el día hoy pase a la historia de Estados Unidos como el primero de la nueva era de la sanidad del siglo XXI. Su revolución sanitaria, que estaba previsto que fuera presentada anoche ante una sesión conjunta del Parlamento en un discurso del presidente norteamericano, tiene partidarios y detractores, pero nadie duda de que es necesario hacer algo para acabar con el derroche y la ineficacia del sistema actual.
Los medios de comunicación estadounidenses se refieren al plan construido por la primera dama, Hillary Rodham, como el más ambicioso proyecto social desde el New Deal del presidente Roosevelt. Ninguna iniciativa legislativa del Gobierno puede ser más popular como esta que afecta a la salud de 255 millones de norteamericanos y que ofrece asistencia para los 37 millones de personas que ahora no cuentan con ningún tipo de seguro médico. Una encuesta del diario The New York Times, mostraba ayer que más del 60% de los norteamericanos aceptarían pagar más impuestos si mejora la asistencia.La negociación será larga, y los obstáculos a salvar, muchos. Pero, a la espera de conocer los detalles del plan, y, sobre todo, su forma de financiación, estos se presentan como los principales ganadores y perdedores de la revolución sanitaria.Los ganadores:- Los médicos generales. Su papel aumentará enormemente. Será necesaria su aprobación antes de visitar a los especialistas.
- Las grandes aseguradoras. Al aumentar el número de personas aseguradas, aumentarán también los clientes de las grandes compañías de seguros.
- Los asilos de ancianos y residencias para inválidos. Contarán con más camas para dar acogida a todas las personas que no estaban cubiertas por seguros o que ocupaban espacios innecesariamente en los hospitales.
- Los pobres. Todos ellos estarán cubiertos por seguros pagados por el Estado. Ahora mismo únicamente son atendidos por los servicios de urgencia de los hospitales públicos.
- Los trabajadores de bajos ingresos y de tiempo parcial. Las empresas estarán obligadas a pagar el 80% del seguro de todos sus empleados con más de 10 horas de trabajo semanales.
Los perdedores:
- Los médicos especialistas. Perderán muchos clientes, que serán tratados ahora únicamente por médicos generales.
- Las pequeñas aseguradoras. La mayor competencia los puede destruir. Muchos están ya negociando fusiones.
- Los hospitales. Perderán muchos de los enfermos que podrían ser atendidos en la escala de la medicina preventiva. Además, los hospitales tendrán queaceptar enfermos de menor poder adquisitivo que antes no tenían seguros.
- Los investigadores y la tecnología. Este es uno de los capítulos en los que más se ahorrará. Se calcula que se gastan 130.000 millones de dólares al año en ese capitulo inncesariamente.- Los trabajadores de las grandes empresas. Aquellas empresas que cubren ahora voluntariamente el 100% de los seguros de sus empleados podrán acogerse a la ley que les obliga a pagar sólo el 80%.
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