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Las elecciones de Hamburgo confirman el desprestigio de los partidos tradicionales alemanes

El resultado de las elecciones al Senado de la ciudad-Estado de Hamburgo confirma el creciente desprestigio de los partidos tradicionales alemanes (juntos han perdido el favor de un 20% del electorado) y dibuja un preocupante panorama de cara a un intenso año electoral, sugiriendo una ruptura total del sistema de bipartidismo imperfecto que ha dominado la política alemana desde la posguerra.Si la pérdida de la mayoría absoluta de los socialdemócratas (SPD) entraba dentro de lo previsible, nadie esperaba las dimensiones del descalabro democristiano (CDU) o el sorprendente éxito de un partido creado hace sólo unas semanas por disidentes de la CDU.

La desaparición de los liberales (FDP), al quedar por debajo del 5%, confirma asimismo la debilidad del tradicional partido bisagra de la política alemana, que podría haber iniciado ya su marcha hacia los archivos de la historia. El SPD sufre también un importante revolcón. Pierde unos ocho puntos en uno de sus bastiones más seguros, pero la CDU del canciller Helmut Kohl obtiene el resultado más bajo de toda su historia en la ciudad hanseática. Ha pasado de un 35,1% a un 25%.

Al fracaso de los tres actores clásicos de la política germana hay que unirle la emergencia de partidos no tradicionales. Los mayores beneficiados por el cataclismo político son indiscutiblemente Los Verdes, que recogen ya a manos llenas los beneficios de su abandono del utopismo asambleario y alcanzan un 13,5% de los votos. Esto supone una cuota muy por encima de la que tradicionalmente ha permitido al FDP ejercer de árbitro de la situación.

La extrema derecha, que en total se hace con más de un 8% de los votos, muestra también cuál es su auténtica debilidad al no conseguir ni un solo escaño por estar repartidos los votos entre tres partidos. No parece haber ninguna posibilidad real, dado su personalismo y su sectarismo, que pueda producirse de aquí a las elecciones generales un acuerdo entre los Republikaner y la Unión del Pueblo Alemán (DVU), los dos partidos de extrema derecha que han conseguido mantenerse en la legalidad.

Éxito sorprendente

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El sorprendente éxito de un partido creado hace unas semanas por disidentes democristianos, y que atiende al nombre de En Vez De, formado por quienes tras recurrir al Tribunal Constitucional alegando falta de democracia en la elección de candidatos consiguieron la repetición de los comicios, indica hasta qué punto se ha roto la confianza en los partidos tradicionales.

Pese a que lo sucedido en la segunda ciudad alemana no es enteramente extrapolable al resto del país, lo que anuncian los resultados es que se ha derrumbado la forma tradicional de hacer política. De momento, la única posibilidad del socialdemócrata Henning Vorscherau, alcalde de Hamburgo, es la de gobernar con Los Verdes o acercarse a la "gran coalición" entre socialdemócratas y democristianos, que va a ser la única combinación posible para gobernar en Bonn.

La prensa alemana reaccionó ayer con una cierta histeria a los resultados de Hamburgo haciendo comparaciones con la caótica república de Weimar que precedió al surgimiento del nacionalsocialismo o calificando el evento de "ruleta rusa".

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