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Reportaje:

El 'puzzle' más grande de la historia

4.000 mil barceloneses montaron ayer en el estadio Olímpico el rompecabezas, réplica de una portada de EL PAÍS

Jordi, un niño de ocho años, fue el primer barcelonés que depositó su pieza sobre el césped del estadio Olímpico, cuando pasaban pocos minutos de las diez de la mañana. Durante todo el día, casi 14.000 ciudadanos imitaron su ejemplo y acudieron a Montjuïc con una ilusión: tomar parte en la construcción del puzzle más grande del mundo. Ni el bochornoso día ni las largas colas que tuvieron que hacer para entrar en el estadio los amedrentaron. El objetivo merecía la pena: conseguir para Barcelona el récord Guinness de haber compuesto el mayor rompecabezas jamás hecho. Y lo lograron cinco minutos después de las ocho de la noche.Desde ayer, los barceloneses, cuyo espíritu de participación fue el verdadero protagonista del acto, figuran en el Libro Guinnes con un puzzle que mide 3.286 metros cuadrados y está formado por 843.552 piezas. Hasta ahora el mayor rompecabezas medía 1.050 metros cuadrados y había sido montado en 1991 por estudiantes de la Manchester Polytechnic (Reino Unido), y el fabricado con más fichas (204.484) fue ensamblado ese mismo año en la ciudad de Almelo (Holanda) por alumnos de la Granvenvoorde.

Los participantes más madrugadores llegaron al estadio Olímpico a las 8.00, aunque sabían que las puertas del recinto no se abrirían hasta una hora más tarde. Tres jóvenes de 19 años, Esther, Cristina y Silvia, querían ser las primeras en entrar. Estaban entusiasmadas con el juego y querían contribuir a que la imagen de su ciudad diera de nuevo la vuelta al mundo, como lo hizo durante los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos, de cuya clausura se celebró el aniversario precisamente ayer. "Es una oportunidad única que no queremos dejar pasar", argumentaba Esther, visiblemente excitada por la experiencia.

Largas colas

A las 11.00, ya se podían leer sobre la pista central del estadio las primeras letras del puzzle, réplica de una hipotética portada de EL PAÍS, titulada Barcelona abandera Europa, sobre la vocación europeísta de la capital catalana.

Las colas más largas se formaron entonces y a partir de las cinco de la tarde. Algunos participantes tuvieron que aguardar casi tres horas y caminar lentamente dos kilómetros para ver cumplido su deseo, pero lo hicieron con un estoicismo encomiable. No perdieron el buen humor y el optimismo en ningún momento. Muchos de ellos llevaban cámaras fotográficas para inmortalizar el momento.

Los miembros de la familia Solá -abuela, padres y tres hijos- estaban incluso dispuestos a quedarse sin comer. "Un poco de dieta no nos irá nada mal, y si es para una buena causa, mejor que mejor", comentaba la madre.

El público estaba integrado principalmente por familias, formadas por parejas jóvenes con niños pequeños, pero también adolescentes y un buen número de jubilados se personaron en el estadio para trabajar codo a codo con sus convecinos en la consecución del récord.

No sólo fueron los barceloneses quienes se volcaron en la construcción del simpático juego. Muchos de los participantes procedían de localidades próximas a la capital catalana. Mercè y Antoni, de L'Hospitalet de Llobregat, que habían subido a la montaña olímpica sólo para pasear y ver cómo otros construían -el puzzle, se contagiaron de la alegría de los que salían del estadio con el correspondiente diploma acreditativo de haber colaborado en el monta e y acabaron poniéndose en la cola. "Vale la pena. El rompecabezas más grande del mundo no se hace cada día", se justificaba Mercè.

Para María, una pequeña de seis años a la que acompañaban sus padres, éste era su primer puzzle y estaba muy ilusionada, aunque la palabra se le resistía. "Voy a hacer un pulse", informaba, ufana, a quienes compartían cola con ella.

Pero la nota de color llegó al estadio con la gincana de automóviles de las fiestas de la Mercè -en la que tomaron parte 1.293 coches-, una de cuyas pruebas consistía en que los equipos debían demostrar documentalmente que habían montado parte del rompecabezas. Barceloneses vestidos de saco de café de Colombia, de obispo, de diablo, de bruja o de conductor de autobús compartían tarea y objetivo con sus conciudadanos, aunque con algo más de prisa Porque la competición apremiaba.

Por la tarde, el tiempo estuvo a punto de empañar el acto. Se levantó un fuerte viento que hizo peligrar el rompecabezas. Unos cuantos de los 850 voluntarios que ayudaron en todo momento a quienes participaron en el montaje se lanzaron sobre la parte del puzzle más vulnerable e impidieron con sus cuerpos que ésta se levantara. Este heroico gesto fue aplaudido largamente desde las gradas.

Si el espíritu de participación ciudadana fue protagonista de la jornada, la labor desinteresada de los voluntarios -miembros de Voluntarios 2000, organización heredera de los voluntarios olímpicos- no le fue a la zaga. Cris, de 19 años, contagiaba alegría a los barceloneses que caían en sus manos. Solícita y con una amplia sonrisa, distribuía tableros de madera, piezas y papeles transparentes autoadhesivos entre los asistentes. "Con lo que tienen que esperarse, pobres", decía en referencia a los participantes, "y están tan contentos".

La última pieza

El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, que colocó su pieza alrededor de la una de la tarde, destacó que el secreto del éxito es "la complicidad", en alusión al trabajo en equipo necesario para la construcción del puzzle. "Cuando la gente siente de verdad que tiene que aportar algo de sí, las cosas salen solas", apuntó. Horas más tarde, quedó demostrado que la complicidad había existido. A las 8.05, cuando fue colocada la última pieza, el pebetero volvió a arder y una gran traca anunció a la ciudad que el objetivo había sido alcanzado: Barcelona tenía el récord.

Radio Barcelona, que instaló un locutorio en el Anillo Olímpico, emitió en directo 10 horas de programación sobre el acto. Por su estudio radiofónico al aire libre pasaron decenas de personalidades del ámbito de la política, la cultura, el espectáculo y el deporte, que acudieron al estadio a poner su pieza del rompecabezas. Canal +, cuyas cámaras grabaron imágenes del acontecimiento, emitirá el próximo día 24, en abierto, un programa especial sobre el acontecimiento.

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