Felipe González acepta el pulso de Alfonso Guerra
Solchaga: "En ningún caso, la posible marcha de Guerra supondría una crisis interna en el PSOE"
Felipe González cree que Alfonso Guerra está decidido a dar la batalla ante el próximo congreso del PSOE. Una batalla en la que él va a intervenir en defensa de sus propuestas de renovación y, como consecuencia, en oposición a su viejo amigo. Guerra ha puesto ya en un aprieto al Gobierno, al hablar de un posible chantaje de los nacionalistas, y ha advertido del riesgo de una derechización del PSOE, que comportaría su abandono del partido. "En ningún caso esa marcha supondría una crisis interna", ha replicado Carlos Solchaga. González afirmó en la noche del viernes, en una reunión de cinco horas con el grupo de Las Navas, que está dispuesto a elegir la nueva ejecutiva del partido con una libertad de la que no dispuso en el último congreso, según sus palabras.
El presidente del Gobierno conversó desde las siete de la tarde hasta las doce de la noche del pasado viernes en La Moncloa con el grupo socialista más relevante, representativo y afín a sus propios planteamientos. Un grupo del que forma parte uno de los más estrechos colaboradores de González, además de amigo personal, Javier Solana, ministro de Asuntos Exteriores; los presidentes de la Comunidad Valenciana y de Andalucía -donde el PSOE cuenta con dos poderosas federaciones-, Joan Lerma y Manuel Chaves; los líderes socialistas de Cataluña, Castilla y León y Vizcaya, José María Obiols, Jesús Quijano y Nicolás Redondo Terreros; Luis Yáñez, otro viejo amigo de González y ex Secretario de Estado de Cooperación, y el ugetista Paulino Barrabés, entre otros.Al elogiar la labor de este equipo, en el inicio de la conversación, el presidente del Gobierno reconoció, en tono de lamento, que en la Ejecutiva Federal del PSOE no se produzcan debates tan sinceros y distendidos por el temor que sigue inspirando Alfonso Guerra. González expuso, con tristeza y crudeza a la vez, según un asistente, el proceso de distanciamiento político y personal entre Guerra y él. "Yo no me siento incompatible con él, pero a veces parece que él se sintiera incompatible conmigo", vino a decir.
El líder socialista anunció, con firmeza, que piensa pedir una libertad, de la que no ha dispuesto en anteriores congresos -según sus palabras- para elegir a los miembros del futuro equipo dirigente del partido. Aunque no era una sorpresa para sus interlocutores, reconoció que el último congreso federal se cerró en falso.
Varios de los presentes vieron a González convencido de que Guerra ha decidido ir a por todas ante el próximo congreso, previsto para el próximo mes de febrero. De hecho, el vicesecretario general ha iniciado una campaña de declaraciones públicas.
Chantajes y facturas
En Alcalá de Guadaira (Sevilla), Guerra advirtió el pasado viernes que con la derecha, en alusión al PP, "no hay nada que pactar, aunque puede que haya alguno, incluso dentro del socialismo", dejó caer, "que pueda pensar eso. Si eso ocurriera, yo me desapunto. Y luego", agregó en referencia a CiU y el PNV, "hay otras fuerzas conservadoras, llamadas nacionalistas, que hay compañeros que dicen que nos pueden chantajear y que nos pueden estar cobrando un factura" por su apoyo, informa Lourdes Lucio.
El vicesecretario general del PSOE proclamó que "desde fuera hay intereses para que el partido se vaya a la derecha" y pidió a los militantes que defiendan la integridad de la siglas del PSOE, que no debe dejar de ser partido, socialista, obrero y español.
El presidente del Grupo Parlamentario Socialista, Carlos Solchaga, salió ayer al paso de esa "preocupación del señor Guerra", por carecer de fundamento, dijo en Albacete. Tras asegurar que Guerra "no se sentirá obligado a abandonar el pártido", también advirtió que en, ningún caso el posible abandono del vicesecretario general, "por muy importante que sea su figura, supondría una crisis interna". Solchaga anunció, además, que no habrá alianza, y menos pacto de legislatura, del PSOE con IU.
El secretario general del sindicato minero SOMA-UGT, José Ángel Fernández Villa, respondió en Pola de Siera (Asturias) al portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Carlos Solchaga, al que conminó a expresar sus opiniones sobre Alfonso Guerra "ante el conjunto de los trabajadores del país".
Los socialistas catalanes, por su parte, se mostraron sorprendidos y enojados por la referencia de Guerra a que "algunos quieren que se caiga [en la sigla del PSOE] la E de Español para hacer [del PSOE] una federación". Josep María Sala, secretario de organización del Partido dels Socialistes de Catalunya, recordó que el PSC, desde su nacimiento en 1977, tiene una vinculación federal con el PSOE.
La creciente beligerancia de Guerra es percibida por otros dirigentes socialistas como una posición de fuerza propia de un debate precongresual. "Vamos a estar así hasta el 33º congreso", pronosticó Jerónimo Saavedra, ministro para las Administraciones Públicas. Éste, al igual que otros integrantes del grupo de Las Navas, exhortó ayer a centrar el debate "en las ideas" y a propiciar la "integración" en vez del enfrentamiento entre las personas, informa Carmelo Rivero.
En esta misma línea, el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, rehuyó polemizar con Guerra y señaló que él es partidario "de afrontar la vida del partido mediante el diálogo y no mediante la confrontación".
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