Hasta que ocurra
Lamentablemente, en esta España uestra se suelen poner los remedios después de ocurrida alguna desgracia. Priaranza está en el trazado de la carretera N-536, en algunos mapas aún como N-120, que une Ponferrada con La Rúa y El Barco, ya en Orense. El estado de toda esta carretera es simplemente penoso. Los kilómetros, en pendiente, 6 y 7 pasan por el pueblo, y pasan como una amenaza constante, a pesar de la limitación de velocidad a 50 kilómetros por hora, que casi nadie respeta. La divisoria de la calzada, repintada el pasado día 22 de agosto, es con línea discontinua a su paso por el pueblo.Camiones de gran tonelaje suben y bajan desbocados, provenientes de las graveras en el límite con Orense. Furgonetas, y sobre todo turismos, pasan por el pueblo a velocidades que suponen un gran peligro para la integridad de los peatones y para sus casas; además, no hay aceras ni iluminación. La desvergüenza e incivismo de los conductores que transitan por Priaranza del Bierzo a velocidades temerarias tampoco tienen límite, y ¡hay que verlo para creerlo!
La Guardia Civil de Tráfico por allí no se ve, las autoridades municipales se han debido de acostumbrar, la Dirección General de Tráfico no existe para esa zona, y así el MOPU, la Diputación y la Comunidad de Castílla y León. Nadie pone remedio, nadie se entera, la responsabilidad siempre es del otro. Señales luminosas, radar, semáforos activados por velocidad, badenes disuasorios son inventos que no se han hecho para Priaranza.
Ya han tenido lugar algunos accidentes sin consecuencias irremediables. ¿Se tomará una solución antes de que suceda una desgracia o habrá que esperar hasta que ocurra? ¿A quién?-
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