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Tapie pierde su pulso con la UEFA y la FIFA

El presidente del Olímpico de Marsella (OM), el político y empresario Bernard Tapie, cedió ayer a las presiones de la Federación Francesa -amenazada de sanción por parte de la FIFA- y de su Liga Profesional y retiró la demanda que había presentado contra la UEFA en un juzgado de Berna. El magistrado suizo la había admitido a trámite y, por tanto, había dejado en suspenso provisionalmente la exclusión del OM de la Copa de Europa. Para el club de Tapie y para él mismo se abre ahora un periodo crítico debido a los 3.500 millones de pesetas que va a dejar de ingresar.

Si Tapie ha renunciado a proseguir la demanda que le enfrentaba a la UEFA y la FIFA ha sido por la presión ejercida por estos dos organismos contra el conjunto del fútbol francés. Para la UEFA, la Federación Francesa (FF) estaba obligada a excluir al Olímpico de cualquier competición desde el momento en que dicho club "había llevado ante un tribunal ordinario un litigio deportivo". Tras ser admitida a trámite la demanda de Tapie, la UEFA amenazó a la FF con dejar a todos sus clubes fuera de las competiciones europeas y a su selección al margen del Campeonato del Mundo de 1994, para el que ya se encuentra casi clasificada, así como con privarla de la organización de ese gran torneo en 1998.Así, el presidente de la Liga, Noel le Graet, envió ayer por la mañana un telegrama a Tapie en el que le pedía "solemnemente" que retirase la acción judicial iniciada contra la UEFA, ya que ésta iba a conducir "ineludiblemente" a una situación "dramática" de nadie saldría "librado". Le Graet le recordaba que el dirigente del club francés mas prestigioso", el único que ha conseguido ganar la Copa de Europa, y que ahora no podía convertirse en la persona que lo conduciera "a la perdición".

Dadas las circunstancias, Tapie resolvió comunicar de inmediato a la UEFA que retiraba la demanda "sin condición alguna".

En la decisión de Tapie ha de haber pesado no sólo el sentimiento de estar aislado, incluso contra los clubes franceses, sino también el temor a que, una vez acabada la instrucción que realiza la justicia francesa del asunto del presunto soborno a varios jugadores del Valenciennes, las pruebas existentes contra su club sean apabullantes.

En tal caso, la Liga y la Federación se verán obligadas a condenar al Olímpico a perder la categoría y lo que hoy él puede presentar como un chantaje de los oligarcas del fútbol internacional, al que debe plegarse para no perjudicar a los demás, se transformaría en una manifestación de egoísmo e irreponsabilidad.

Tapie parecía el jueves dispuesto a morir matando, pero ayer invocó "el interés superior del fútbol francés" como explicación a su "tener que ceder" ante un procedimiento cuyos parámetros se le escapan. El presidente de la FF, Jean Fournet Fayard, que se reunió en Zúrich con miembros de la FIFA, concluyó: 'El sentido común se ha impuesto".

Ahora vuelve Tapie a encontrarse al frente de un club que marcha hacia la ruina. El no jugar competición europea alguna equivale a dejar de ingresar entre 110 y 150 millones de francos (entre 2.600 y 3.500 millones de pesetas), vitales para un club cuya deuda ronda los 400 millones de francos.

Probable liquidación

La actual plantilla es demasiado cara y el mercado italiano, el que mejor paga, está cerrado y en crisis. A Boksic se le sitúa en el Lazio porque el traspaso ya está hecho, pero sólo se hará efectivo el año que viene. Su breve paso por el Olímpico habrá multiplicado su valor por 15. A Futre los rumores lo envían a Madrid, pero ahora jugaría en el Bernabéu. Voeller está dispuesto a marcar goles en la Liga alemana o la suiza. Prunier y Dutuel siguen siendo, de hecho, del Auxerre, ya que el Olímpico no los ha pagado.De pronto, el Olímpico es un equipo cuyas ambiciones se han revelado mucho mayores que sus medios y está obligado a proceder a una suerte de liquidación. El principal acreedor es el propio Tapie, propietario del 65% del club. Ha enterrado más de 100 millones de francos en él y los necesita.

La crisis económica ha atrapado de lleno a Tapie, que se encontró malvendiendo Adidas, comprada a precio de oro, sin poder pagarla ni asumir su coste financiero. Sólo el fútbol, la Copa de Europa, le sostenía. Debía permitirle recuperar dinero y convertirle en alcalde de Marsella. Ahora, sin Europa, pronto sin equipo y con la justicia al fondo del pasillo, el panorama es muy sombrío para él.

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