Los bomberos de Pamplona arrojan a un niño al vacío durante un incendio

Un niño de tres años que se había refugiado en un armario para escapar del incendio que asolaba su casa fue arrojado ayer por los bomberos de Pamplona a la calle desde un primer piso dentro del mueble, tras apagar las llamas y no percatarse de su presencia. Según algunos vecinos que presenciaron los hechos, el niño Carlos Sagüés Merino todavía respiraba cuando lo encontraron los bomberos, tras estrellarse el armario en el pavimento de la calle de la Magdalena. El menor presentaba graves quemaduras y síntomas de asfixia, por lo que falleció minutos después en la misma calle.

Los bomberos no hicieron ayer ningún comentario sobre el caso, aunque reconocieron que el pequeño fue arrojado inadvertidamente al vacío dentro del armario. El niño se encontraba solo sobre las 13.15 en el domicilio familiar, en el portal número 30 del barrio pamplonés de la Magdalena. En un momento dado, prendió fuego a las sábanas del colchón en el que se encontraba cuando, según las primeras informaciones, jugaba con un mechero. Se asustó por ello y se escondió en un pequeño armario.Su madre, que llegó poco después al domicilio, se percató de lo sucedido y acudió a la habitación en llamas, donde no pudo localizar a su hijo. La mujer creyó que el pequeño habría salido huyendo y escapó de su casa para pedir a los vecinos que avisaran a los bomberos. Unos, 15 minutos después, efectivos del parque de bomberos del Gobierno de Navarra llegaron al lugar y apagaron las llamas.

La búsqueda del niño resultó infructuosa, tras ser registradas todas las habitaciones de la casa, y los bomberos decidieron entonces arrojar a la calle algunos enseres totalmente calcinados por la ventana de la habitación en que se produjo el incendio.

Una pierna escayolada

El niño, que tenía además una pierna escayolada, fue lanzado inadvertidamente entonces dentro del armario desde una ventana situada a unos cuatro metros del suelo. Cuando los bomberos examinaban los restos en la calle, observaron el cuerpo del pequeño en el interior del mueble.

Según el testimonio de los vecinos presentes en el lugar, el niño respiraba aún en ese momento, aunque presentaba graves quemaduras y síntomas de asfixia. Minutos después, Carlos Sagüés falleció en la misma calle. Su cadáver fue trasladado envuelto en plásticos y en una manta al depósito forense del hospital de Navarra, donde se le iba a practicar la autopsia.

Los bomberos tuvieron que rescatar a algunos vecinos con la ayuda de sus escaleras, y varias personas requirieron ayuda médica, ya que habían resultado afectadas al inhalar el humo del incendio. La madre del niño, Consuelo Merino, fue trasladada a un centro sanitario debido a la crisis nerviosa que padeció al percatarse de que su hijo había sido arrojado a la calle y posteriormente había fallecido.

El juez que se ha encargado del caso y el gabinete de investigación de la Policía Judicial de Pamplona han iniciado las investigaciones para esclarecer los hechos. Según indicaron varios familiares del niño fallecido, a éste le gustaba mucho jugar con cerillas y no era la primera vez que daba un susto a su familia por este motivo. El barrio donde se produjo el incendio es una zona de extracción humilde de la capital navarra. El padre del niño se encuentra actualmente ingresado en prisión.