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El 29 de octubre, cumbre extraordinaria de la CE

Los jefes de Estado de los Doce decidirán la puesta en marcha de la segunda fase de la unión monetaria

La Comunidad Europea (CE) intenta restañar las heridas causadas por la última tormenta del Sistema Monetario Europeo (SME) y la desconfianza provocada por las dudas del canciller Helmut Kohl sobre el calendario de la unión monetaria. Para ello, los jefes de Estado y de gobierno de los Doce celebrarán una cumbre extraordinaria el próximo 29 de octubre en Bruselas, según anunció ayer Phillipe Maystadt, ministro de Finanzas de Bélgica, país que ostenta en la actualidad la presidencia de la CE.Previamente a esta reunión, los gobernadores de los bancos centrales de los países miembros primero, y el Comité Monetario de la CE después, intentarán allanar el camino a los responsables políticos preparando estrategias ante la nueva situación, que presentarán en la cumbre extraordinaria de octubre. En las próximas semanas se convocarán sendas reuniones especiales, según el periódico británico Financial Times.

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El acuerdo de Bruselas

El anuncio de la convocatoria de esta reunión extraordinaria se produce en medio de un cruce de declaraciones entre Alemania y Francia. Las dudas expresadas el lunes pasado por el canciller Kohl de que, en su opinión, la unión monetaria puede retrasarse "uno o dos años" fueron contestadas de forma inmediata y contundente por miembros del Gobierno francés. Francia se aferra al calendario previsto en Maastricht. El Gobierno español ha dado a entender que comparte la opinión francesa y Felipe González ha quitado dramatismo a la postura del gobierno germano.

Otros dos dirigentes alemanes, el ministro de Economía, Günter Rexrodt, y el de Hacienda, Theo Waigel, han abundado en los últimos días en las palabras de Kohl. Ambos han procurado, no obstante, dejar bien claro lo que el canciller alemán no acabó de precisar: que la segunda fase de la unión monetaria, cuya puesta en marcha decidirá la reunión que se acaba de convocar, debe comenzar tal como estaba previsto.

La cumbre extraordinaria de Bruselas servirá también para fijar la sede del Instituto Monetario Europeo (IME), embrión del futuro banco central europeo, y condición necesaria para que arranque, el 1 de enero de 1994, la segunda fase de la unión monetaria. Éste es un punto de vital importancia para Alemania. Además de decidir qué ciudad acogerá el IME, en la cumbre se decidirán también las reglas de funcionamiento de este instituto. "Alemania, que es el socio más importante de la CE, no es sede de ninguna institución europea", declaró ayer Maystadt, según France Press. La declaración del ministro belga, aunque no concreta ninguna propuesta sobre la localización de la codiciada sede de este instituto, viene a sancionar que Francfort tiene absolutamente todos los números para serlo.

Condición 'sine qua non'

El mensaje del ministro belga casi coincide en el tiempo con la declaración formal que sostiene en el siguiente artículo -que EL PAÍS publica en exclusiva para España el ministro alemán de Hacienda, Theo Waigel. Waigel afirma que "una decisión a favor de Francfort es condición sine qua non para el Gobierno federal [alemán]" a la hora de apoyar la puesta en marcha de la segunda fase de la UEM en enero.El ministro sustenta esta exigencia en los "esfuerzos" realizados en los últimos meses por el Bundesbank, el banco central alemán, y revela que en la última tormenta monetaria esta institución ha destinado 60.000 millones de marcos (casi 5 billones de pesetas) a sostener las paridades de las divisas más débiles. El ministro alemán, que sostiene que el SME ha estado a punto de perecer a manos de los especuladores, considera que la ampliación de las bandas de fluctuación a un 15% ha tenido la doble virtud de mantener la esencia del SME y al mismo tiempo dejar sin soporte a la especulación.

Evitar contradicciones

El hombre fuerte de las finanzas del gabinete de Kohl asegura que Alemania desea que la segunda fase de la unión monetaria comience, tal como está previsto, el próximo 1 de enero de 1994. Pero guarda silencio sobre la tercera fase, que prevé la introducción de la moneda única en 1997 o 1999, como muy tarde. Evita así contradecir a su jefe político, quien ha sugerido la posibilidad de retrasar la unión "uno o dos años".Waigel reconoce en el artículo que las negociaciones para modificar las normas del SME no fueron fáciles, y asegura que las paridades centrales de las divisas no se tocaron porque responden a los datos económicos fundamentales de sus respectivos países.

Las nuevas reglas del SME pactadas en Bruselas permitirán al Bundesbank rebajar el precio del dinero de forma progresiva y sin las presiones de sus socios europeos, según Waigel. Para facilitar la labor a su banco central, el Gobierno alemán aprobó el pasado miércoles un recorte del gasto social de 21.000 millones de marcos (casi 1,76 billones de pesetas), el primero desde la Segunda Guerra Mundial. Es el esfuerzo que aporta Alemania a la causa europea.

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