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La zambullida mediterránea del presidente

Felipe González descansó tres días en Mallorca en el chalé de un amigo

Felipe González fue al encuentro del mejor verano mediterráneo durante los tres días y medio de descanso que ha pasado en la costa de Mallorca. El presidente del Gobierno, que hoy dejará la isla, cerró en La Moncloa la tarde del viernes su complicada agenda política poco después de confesar: "Me temo que no voy a tener vacaciones".Viajó a Mallorca, en compañía de su esposa, Carmen Romero, y de su hija, María, para relajarse y reencontrar las transparencias marinas que se observan desde el pinar del chalé blanco y vanguardista de la cala Marmassen, en Port d'Andratx, al poniente de la isla. Era un entorno por él ya conocido, ya que en 1985 pasó allí el mes de agosto con su familia.

El matrimonio mallorquín del arquitecto Pere Nicolau y la presidenta regional de la Cruz Roja, María Planas, fue el anfitrión del líder socialista, como ya hiciera en su anterior visita. Su escapada ha sido muy discreta, evitándose todo contacto político e institucional. González ha sido una sombra para los periodistas, alguno de los cuales llegó a velar de madrugada en el muelle donde atraca el barco de los Nicolau.

Felipe González salió a navegar el sábado a las ocho de la mañana a bordo del velero Mariona, de dos palos y 16 metros de eslora. Los vigilantes del club de vela y la propia Guardia Civil que patrulla el lugar se enteraron sólo entonces de su pre,sencia en la isla. El amigo mallorquín de Felipe González es un gran conversador, amante de las travesías hasta calas recónditas del litoral, aquellas que, raramente, no hayan sido devastadas por las urbanizaciones turísticas. Las islas de Cabrera y Sa Dragonera y las suaves playas de Capdepera han sido sus puntos de fondeo.

En más de una ocasión, el matrimonio Nicolau se ha distinguido con gestos singulares como la invitación a su barco a hijos y familiares de reclusas de la cárcel de Palma. Recientemente, tras un viaje a Cuba, ha impulsado una campana de ayuda a la población cubana. La pareja no milita en el PSOE. El secretario general del PSOE es un verdadero cómplice del Mediterráneo. Tras su primer veraneo en la zona, se contempló la posibilidad de construir una residencia de descanso para personalidades en la costa norte de Mallorca, ubicada en un paraje bajo control militar, con playa privada e inaccesible por tierra. El que era alto cargo en la época en La Moncloa, Julio Feo, encargó a Pere Nicolau el proyecto, y el entonces ministro de Defensa Narcís Serra hizo las gestiones correspondientes, pero el Gobierno balear del PP frenó la iniciativa.

En el verano de 1985, Felipe González se aficionó en Mallorca a la pesca con volantín. Capturó en aquella primera salida un buen mero, aunque no pudo evitar que se le escapara un segundo ejemplar de gran tamaño. Su iniciador en estas artes fue un pescador llamado Cristino. De éste se cuenta que fue reclamado en su día para similares tareas por el general Franco, pero se excusó diciendo que tenía mucho trabajo, cuando lo que pretendía era no revelar sus secretos sobre la pesca.

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