La caída de cuatro placas obliga a cerrar al público el faro de Moncloa
El faro de Moncloa -92 metros de hormigón y aluminio- nació con mal pie. Al día siguiente de su inauguración -en febrero de 1992- se estropeó un ascensor, y dos meses después voló una de las placas metálicas de 80 kilos que lo recubren (tres metros de largo por 1,5 de ancho). Desde el viernes se han desprendido otras cuatro: las dos últimas, ayer. El Ayuntamiento ha cerrado al público el faro y acordonado la zona. Además, hoy discutirá con la constructora quién solucionará el problema.
Las obras del "símbolo del Madrid del año 2000", como denominó el alcalde José María Álvarez del Manzano al faro, duraron el doble de lo previsto y al final costaron un 83% más de lo presupuestado en la adjudicación: en total, 630 millones de pesetas."El problema es que estos paneles sólo están preparados para soportar su propio peso", explica el responsable del departamento municipal de Protección a la Edificación, Fernando Macías. Cada una de las placas va sujeta al hormigón con cuatro anclajes por cada lado, que con el calor se dilatan y separan la pieza de la pared. Así cuando sopla el viento se produce un efecto de vela que acaba por desprender el panel. El proyecto inicial, según Macías, no preveía, este vestido de aluminio para el faro.
El alcalde en funciones, Luis María Huete, se reúne hoy con técnicos de la empresa constructora, Entrecanales y Távora, y con el arquitecto, para analizar las causas del desprendimiento. Macías señala que si la constructora no actúa inmediatamente -el edificio está todavía en garantía- el Ayuntamiento lo hará de oficio. De momento se ha cerrado la torre al público y se ha acordonado la zona, ya que con la caída de las placas otras que estaban al lado quedan mucho más expuestos al viento y podrían ceder fácilmente.
El Grupo Municipal Socialista envió ayer una carta a Huete en la que exige una investigación que determine las responsabilidades en estos hechos, tal como ya pidió hace un año cuando cayó la primera placa.
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