Cinco muertos y el 80% de un término municipal arrasado en el incendio más trágico del verano
Cinco personas murieron en el violento incendio que entre la tarde del jueves y la madrugada de ayer calcinó el 80% del término municipal de la Vespella de Gaiá, en Tarragona. Cuatro de los fallecidos son miembros de una familia de Sant Cugat del Vallés (Barcelona), que tenía su segunda residencia en la urbanización Mas d'en Blanc, de la Vespella. El quinto muerto es Casimiro Sanromá, un vecino del pueblo de.73 años, que pereció en ,el hospital. Las llamas afectaron también a las localidades de Catllar y Salomó. En la tarde de ayer el fuego estaba apagado, aunque se mantenía vigilada la zona.Joan Benet Roca y su mujer, Concepció Sánchez, ambos de 60 años, su hijo Joan de 24, y la madre de Concepción, se vieron ,atrapados por las llamas en el interior de su coche cuando huían de su chalé. "Las dificultades de movimiento de la abuela debieron retrasarlos unos momentos que resultaron mortales", señaló el alguacil de la Vespella que, pocos minutos antes, les había advertido que abandonaran la zona inmediatamente.
Según el alcalde del municipio, el pintor Rafael Bartolozzi, el perfecto conocimiento del terreno pudo ser una trampa mortal para Casimiro Sanromá, quien había sido durante muchos años juez de paz del pueblo. A . Sanromá, de 73. años, le encontraron con quemaduras en el 35% del cuerpo cuando escapaba a pie por un atajo entre el bosque en llamas. Trasladado a la residencia del Vall d'Hebron, de Barcelona, murió en la mañana de ayer. Una sexta persona, Maria Gertrudis Sala, de 79 años, se debate entre la vida y la muerte en el mismo hospital de Barcelona. También hay un bombero con heridas leves.
El fuego se inició sobre las seis y cuarto de la tarde del jueves en la urbanización Cativera, del término municipal del Catllar, a causa de un rayo. El _fuerte viento, muy caliente y seco, extendió las lenguas de fuego con gran velocidad. "Era como una llamarada que recorría el bosque", dice Bartolozzi. Las condiciones metereológicas favorecieron la expansión del fuego: a las siete de la tarde del jueves el viento soplaba a 30 kilómetros por hora, la temperatura era de 33,6 grados y la humedad sólo del 28%. Tres horas más tarde, ya de noche, la temperatura había aumentado un grado, la humedad apenas superaba el 20% y el viento soplaba a 37 kilómetros por hora. El peligro de ignición era de entre el 70 y el 80%.
Un hidroavión y dos helicópteros de la cercana base aérea de Reus trabajaron en la extinción del fuego desde el primer momento y hasta la caída del sol. También llegaron inmediatamente al lugar del siniestro 12 camiones de bomberos, que a lo largo de la noche ascendieron a 37.
Las fuerzas disponibles se vieron claramente desbordadas por la magnitud del siniestro. Centenares de vehículos particulares circulaban en todas direcciones por las carreteras de la zona, mezclados con camiones de bomberos y tractores de las agrupaciones de defensa forestal. Sólo el acceso a las urbanizaciones de la Vespella estaba controlado por la Guardia Civil. En este punto dos centenares de propietarios, a quienes el siniestro sorprendió en la playa, fuera de las urbanizaciones, asaltaban literalmente cada coche que salía de la zona para preguntar si su casa se había quemado. Los vecinos desalojaron sus casas huyendo del fuego, pero en ningún momento se organizó oficialmente una evacuación. Hacia las 11 de la noche, la proximidad del fuego cortó la.carretera TV-2021 de acceso a Salomó, donde se había constituido la comandancia de los bomberos.Caos y desamparo
Ayer por la mañana, la consejera de Gobernación de la Generafltat, María Eugenia Cuenca, visitó la zona para coordinar las primeras tareas de ayuda. Allí, un vecino de la Vespella tradujo su sensación de caos y desamparo
A- 1 u, a noche anterior en una pregunta: %Protección civil existe? Ayer no estuvo aquí". El director general de Extinción de Incendios de la Generalitat, José Ramón Dueso, atribuyó las dificultades iniciales de coordinación al pánico y al desconcierto de los primeros momentos del siniestro. El presidente catalán, Jordi Pujol, también visitó la zona por la tarde.
El incendio alcanzó un área de 800 hectáreas donde ardieron totalmente 500 pinos, matorrales y cultivos. El alcalde Bartolozzi empezo a negociar ayer con la Generalitat la financiación de un plan ecológico para proteger las más de 300 especies de flora y fauna del municipio que se han visto afectadas por el siniestro.
El fuego destruyó cuatro de los cerca de 300 chalets que hay en las cuatro urbanizaciones que cubren todo el término municipal. Las llamas pasaron sobre la mayoría de las casas sin llegar a prender. Vespella tiene un censo de poco más de 120 habitantes, pero la mayoría de viviendas son de segunda residencia y Bartolozzi calcula en 1.500 las personas que habitan estos días en la zona.
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