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Suecia celebra los 85 años de la bailarina Birgit Cullberg

Birgit Cullberg, coreógrafa y bailarina sueca cumple hoy, 3 de agosto, 85 años y una de sus mayores preocupaciones es que el tiempo le alcance para realizar alguno de los muchos proyectos que permanentemente rondan en su cabeza. La prensa sueca conmemora estos días, con artículos y opiniones de reconocimiento de personalidades de la cultura, el aniversario de la coreógrafa, quien hasta hace muy poco, antes de cumplir los 80, interpretaba todavía algún papel como bailarina y aunque esa posibilidad parece ahora descartada, se entrena diariamente con una constancia sólo explicable por una pasión inextinguible.Comenzó a bailar cuando tenía 25 años y a los 60, cuando muchos empiezan a pensar en la jubilación, fundó el ballet que lleva su nombre, con el que ha recorrido el mundo y que se ha convertido en un punto de referencia insoslayable para la danza moderna.

La influencia del maestro Kurt Jooss, que huyendo del nazismo se establecí¿> en el Reino Unido en los años de la preguerra, le llegó tempranamente y en la década de los cuarenta Cullberg, no sin cierta resistencia del público sueco, todavía no preparado suficientemente para la danza libre, introdujo sus intentos renovadores en Suecia. Pero Birg1t Cullberg demostró también su capacidad de unir los conceptos de ballet clásico y moderno que para ella no eran incompatibles.

Prueba de fuego

En 1950 tuvo su prueba de fuego con el estreno de La señorita Julia, sobre la obra del mismo nombre, del dramaturgo compatriota Augusto Strindberg, con la que demostró su capacidad como coreógrafa y bailarina y que fue la llave que le abrió las puertas para una carrera internacional que puso el nombre de Suecia y el suyo propio en el mundo del ballet. Desde entonces algunas cifras dan una idea de la fecundidad y vitalidad del grupo formado por Birgit Cullberg: casi un centenar de obras representadas en 16 países, principalmente europeos, con la participación de 31 coreógrafos y alrededor de 120 bailarines.Una de las ideas centrales en la creación del ballet fue el de convertirlo en un campo de experimentación para la coreografía moderna.

Coreógrafos y bailarines de las más diversas procedencias, tales como Maurice Bejart, Merce Cunningham, Christopher Bruce, Per Johnsson y la española Ana Laguna, entre muchos otros, tuvieron oportunidad de revalidar viejos prestigios, como en el caso de Ana Laguna, desarrollar una carrera internacional de éxito.

"En general", ha declarado Birgit Cullberg sobre su actividad, "trabajo con argumento, pero hay bailes que son más líricos que abstractos. Siempre he estado muy inspirada por la literatura, pero detrás de todo lo que hago hay una experiencia personal que influye sobre las ideas de la danza".

La preocupación por los temas sociales, adquirida probablemente de Kurt Jooss, ha sido una constante en la obra de esta mujer, que ideológicamente se declara pacifista y enemiga radical de las guerras.

Desde hace cinco años viene luchando por poner en escena en una iglesia su ballet Madre María, en una interpretación muy personal y osada, que ha despertado algunas reticencias. No obstante, sigue empeñada en representarla.

Birgit Cullberg no solamente concibió el ballet que lleva su nombre y que se ha convertido en una importante institución cultural. También dos hijos, Mats y Niklas, que heredaron su formación y su talento y que han mantenido encendido el fuego inextinguible que ha acompañado la vida de su madre.

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