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Entrevista:

"Apoyo la entrada de capital privado en empresas públicas"

Juan Manuel Eguiagaray, bilbaíno, de 47 años, doctor en Derecho por la Universidad de Deusto y economista, se ha convertido en un hombre clave en el entorno de Felipe González. El viernes previo a la formación del nuevo Gobierno se acostó como ministro para las Administraciones Públicas. Al día siguiente le comunicaron que iba a ser el nuevo titular de Defensa. Luego, de Interior. Sin embargo, el azar de los pactos inconclusos dio con su persona en el incómodo sillón del Ministerio de Industria. Todo en poco más de tres días.Pregunta. Estamos acostumbrados a oír que la mejor política industrial es la que no existe. ¿Comparte esa filosofía?

Respuesta. Yo creo que ésa es una frase maldita y un lugar común. Nunca ha sido así y nunca podría ser así. Creo que la política industrial ha ido siempre muy unida al saneamiento de los sectores con problemas, y, sobre todo, a eliminar los desastres. Yo estoy muy lejos de pensar, al margen del origen histórico de la frase que nunca, por cierto, salió de los labios de mi antecesor, que la mejor política industrial es la que no existe. Una política industrial no solamente es necesaria, sino que debe existir siempre. Una política de futuro debe favorecer posiciones competitivas antes que prestar atención a iniciativas que desequilibren el estado de la competencia y la efectividad. La tradicional distinción entre políticas horizontales y verticales es otro lugar común muy poco útil.

P. ¿Por eso habla de políticas oblicuas?

R. Repito que es absurdo hacer una distinción entre políticas horizontales y verticales. De ahí que, casi en broma, hace unos días utilicé el término políticas oblicuas. La orientación de una política de futuro debe compaginar ambas medidas. Las horizontales, porque son las que debe utilizar un país que funciona en régimen en competencia; y las verticales, porque son las que afectan a un sector en concreto. El objetivo es establecer unas condiciones que no discriminen sectores ni empresas, y que faciliten la capacidad de competencia, de desarrollo, de internacionalización, de formación, o de I+D.

P. Los empresarios lamentan que cada vez que se habla de ayudas a sectores específicos siempre aparecen la siderurgia, el naval o la minería.

R. El énfasis de la política industrial va a ser la creación de las condiciones institucionales y globales precisas para crear el nivel de competitividad de la industria. Aunque no tengo la menor intención de abandonar la atención específica a los sectores con mayores problemas.

P. Eso significa mantener empresas públicas con grandes pérdidas, como Hunosa, por ejemplo.

R. El tema del carbón es muy particular. Estamos en un proceso de reconversión y hay que seguir avanzando en él, e incluso sería partidario de acelerarlo. Hay muchos recursos de este país que se están destinando a este sector. Hunosa y el carbón es un asunto cuya repercusión social es de extraordinaria magnitud, y hay que tratarlo con atención y delicadeza. Creo que ha sido muy importante que se haya llegado a un acuerdo en este asunto. Ahora estamos pendientes del nuevo código de ayudas para ver cuál es el nuevo marco de referencia para el futuro de Hunosa.

P. El sector siderúrgico es otro de los que se encuentran en dificultades. ¿Cuál es su futuro y el de la Corporación de la Siderurgia Integral?

R. En efecto, tanto el sector de la siderurgia integral como el de la no integral están pasando por serios problemas. Desde hace años. En este país y fuera. La CE se plantea reducciones de capacidad y todo ello ha provocado que aquí se haya planteado un plan que este Gobierno y este ministro van a defender. Nos parece que el plan de la CSI tiene un enfoque razonable. Se ha hecho un gran esfuerzo para mantener una postura seria y competitiva. Estamos convencidos de la viabilidad técnica del plan. Estamos convencidos de la viabilidad económica del plan.

P. ¿Apoya la privatización de empresas rentables del Instituto Nacional de Industria?

R. Sí, apoyo la entrada de capital privado. No me gusta emplear la palabra privatización. Me gusta utilizar las palabras bien matizadas. Creo que la entrada de capital privado es buena y forma parte del propio diseño del INI. No obstante, hay que analizar el sector y las razones que llevan a adoptar la decisión de facilitar este proceso. No hay nada que perder con la participación del sector privado en la gestión de las empresas públicas. Mi intención es que en dos años el grupo TENEO ponga de manifiesto que está consolidado y que da beneficios seguros y, a partir de ahí, ver cómo se puede abordar su futuro.

P. Usted conoce bien los desequilibrios regionales españoles. ¿Está entre sus objetivos reducir los desequilibrios que hay en el campo industrial?

R. Sin duda. Pero lo que ocurre es que la política de desarrollo regional es mucho más amplia que la política industrial. Se trata de crear las condiciones necesarias, sobre todo en las zonas menos desarrolladas, para que pueda producirse el ambiente necesario para favorecer las inversiones industriales. La política industrial no es sólo un proceso de compensación de desequilibrios regionales.

P. Uno de los problemas más importantes de la industria es la competencia de países del sureste asiático. Ello está provocando lo que se ha llamado la deslocalización de empresas hacia estos países. ¿Cómo afronta esta realidad la Administración española?

R. Éste es un problema de carácter general. No es un problema específico de España. La cuestión está en cómo los países industriales maduros hacen frente al resurgimiento de otros países que no tan sólo disponen de costes muchos más bajos, sino que han podido acceder a las tecnologías más avanzadas. Esto plantea todo un problema de división internacional del trabajo y de la industria.

P. ¿Prevé introducir alguna modificación en la ley eléctrica?

R. A mí me parece que la ley eléctrica contiene una buena orientación del sector eléctrico, y me parece que hay que darle todavía alguna vuelta al texto del proyecto de ley. Hay que conseguir que no se produzcan repercusiones negativas, ni sobre la industria ni sobre el conjunto de los consumidores. Hay que lograr acuerdos que hagan posible asegurar la racionalización de la producción, de la estructura financiera y de la viabilidad misma del sector eléctrico.

P. ¿La titulación de la deuda por moratoria nuclear es una buena solución?

R. Es un problema cuya articulación financiera tendría que ser fruto de una posterior regulación legal. Hay un problema grave, que es el endeudamiento del sector eléctrico. Me parece bueno aligerar la carga deudora de las empresas eléctricas. Aunque habría que ver las repercusiones sobre el coste de esta medida. Creo que tendríamos que ir por etapas. No podemos arreglar todo en quince días, como pretenden en el sector eléctrico. Creo que hay un acuerdo que, si mejora, puede ser la base de la ordenación del sector y del saneamiento y la rentabilidad futura de las empresas. Hay que garantizar un futuro estable y hay que, con las reconsideraciones necesarias, hacer la ordenación legal. Es en ese marco donde puede tener sentido de la deuda.

P. ¿Podría privatizarse ENDESA?

R. No me repugna la idea de dar entrada al capital privado en las empresas públicas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que una parte de la Política industrial es financiada con los resultados de aquellas empresas que tienen amplios beneficios. ENDESA es una de las empresas que contribuyen a los buenos resultados del grupo TENEO. No obstante, yo no descarto dar pasos en la dirección de la privatización, pero prudentemente, teniendo en cuenta todos los factores.

P. ¿Cuál es el futuro de FESA?

R. Estamos trabajando en resolver este problema de manera muy activa. La solución pasa por la entrada de un socio extranjero, Freeport, al que se podría unir la marroquí OCP. Es un proceso muy complicado, por acreedores, deudas, etcétera.

P. Iberia presenta una creciente acumulación de pérdidas. ¿Tiene algún plan concreto para la compañía?

R. Iberia es una empresa que tiene, como el resto de las grandes empresas mundiales, problemas por la recesión generalizada. Yo no creo que Iberia tenga grandes problemas en relación con el aspecto estratégico de la compañía, sino coyunturales, derivados de su enorme proyecto de inversiones. No creo que haya ningún tipo de cambio inmediato.

P. ¿Estará toda la legislatura en su actual puesto?

R. Creo que ningún ministro sabe si se va a mover. Estoy trabajando con la perspectiva de cuatro años. No tengo vocación de provisionalidad.

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