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El presidente de la OPEP intenta salvar al cartel de la crisis provocada por el desplome de los precios del crudo

El presidente de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el gabonés Jean Ping, viajó ayer de vuelta a su país, tras la ronda de consultas que ha efectuado por Oriente Medio, sin haber conseguido una solución que permita poner fin a la peor crisis de la historia que atraviesa, el cartel.Los precios, que rozaron el nivel mínimo de los últimos tres años la semana pasada (se situaron por debajo de los 16 dólares), frenaron ayer su descenso. El mercado está pendiente del resultado de las negociaciones entre Irak y Naciones Unidas para reanudar las exportaciones iraquíes de petróleo por valor de 1.600 millones de dólares durante seis meses y de saber si, en ese caso, la OPEP será capaz de tomar alguna medida que evite el desplome de los precios. De momento, todo está en el aire.

Ping se ha entrevistado este fin de semana con los ministros de Petróleo de Kuwait, Irán y Arabia Saudí, los tres países miembros más enfrentados en las negociaciones de ajustes de cuotas. Las visitas de Ping pretendían preparar la conferencia ministerial que se había convocado con urgencia para esta semana, pero pronto ha quedado claro que no todos los miembros están de acuerdo en la necesidad de reunirse, de modo que ésta ha quedado aplazada hasta agosto.

Mientras Irán considera que es imprescindible reunirse con urgencia para dar una señal al mercado que evite el colapso de los precios, Arabia Saudí y Kuwait no lo considera necesario y prefiere esperar a conocer el acuerdo definitivo entre Irak y la ONU, que se reúnen esta semana. El diario Teheran Times señalaba ayer que mientras la mayoría de los miembros de la OPEP quieren reducir la oferta para subir los precios, Arabia tiene intenciones muy distintas.

Arabia e Irán, los dos principales exportadores de crudo del cartel, se culpan mutuamente de haber inundado los mercados. Fuentes especializadas creen que es fundamental que los grandes productores abandonen su inamovible cuota de mercado y negocien un nivel de producción más realista. La imposibilidad de llegar a un acuerdo, opinan, puede poner fin al oligopolio.

Por el momento no hay ningún viso de consenso sobre las principales cuestiones: Cómo absorber la producción kuwaití, que a finales de año puede llegar a los 2,5 millones de barriles diarios frente a los 1,5 millones de su cuota actual, y quién recortará más y cuándo si Irak comienza a exportar. Los dos países enfrentados durante la Guerra del Golfo pueden añadir casi un 4% a la producción global del cartel, ahora en tomo a los 24,5 millones de barriles.

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