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Un avión de EE UU dispara un misil contra una posición militar de Irak

Antonio Caño

Un avión norteamericano volvió a disparar ayer un misil contra un puesto de artillería antiaérea en el sur de Irak al sentirse localizado primero por un radar iraquí y atacado después por una batería desde tierra. Esta nueva acción militar, la segunda de las mismas características en un mes, coincide con un momento en el que las tensiones de la ONU con Irak decrecían y se produce el mismo día en que un equipo de las Naciones Unidas viajaba hacia Bagdad para cumplir con el plan de instalar cámaras de control en los centros de misiles iraquíes, a lo que finalmente accedió Sadam.Un portavoz del Pentágono informó ayer que el incidente en el que se vio implicado un avión F-4G de la Fuerza Aérea de Estados Unidos ocurrió en la zona de exclusión aérea del sur de Irak. Tanto esa zona de exclusión, con la que se pretende proteger a la población shií de esa región, como la zona declarada al norte para proteger a los kurdos, fueron establecidas por la ONU después de la guerra del Golfo, pero el Gobierno iraquí considera que constituyen una violación de soberanía.

Un comunicado oficial difundido ayer en Bagdad desmintió rotundamente el incidente al que se refirieron en Washington y explicó que todo debió ser "una alucinación del piloto o ganas de provocar una crisis". El jefe de los observadores de la ONU para Irak, Rolf Ekeus, consideró que no es justificable una nueva acción militar después de que el Gobierno de Bagdad hubiera cedido en el delicado asunto de las cámaras de vigilancia, que estuvo a punto de costarle a Sadam Husein un ataque de mayores proporciones.

Ataques frecuentes

Fuentes de la ONU no creen, sin embargo, que el incidente de ayer, al que Bagdad trata de restar importancia -ni siquiera reconoce su existencia-, pueda perjudicar la labor de la misión que llegó ayer a la capital iraquí.Los ataques de aviones norteamericanos contra baterías antiaéreas iraquíes han sido muy frecuentes desde hace un año. El último ocurrió el pasado 29 de julio, dos días después del lanzamiento de misiles estadounidenses contra el cuartel general de los servicios de espionaje iraquíes en Bagdad como castigo por la presunta participación del régimen iraquí en un atentado contra George Bush.

El de ayer fue también el tercer incidente militar entre Estados Unidos e Irak desde la llegada a la Casa Blanca de Bill Clinton, que ha optado por una política continuista de la anterior Administración en este asunto.

Este ataque ocurre cuando una cierta distensión en las relaciones de Bagdad con las Naciones Unidas permitía predecir la posibilidad del levantamiento del embargo petrolero contra el régimen de Sadam Husein. Unas primeras conversaciones para ello fracasaron la pasada semana, pero la solución de la crisis de las cámaras supervisoras podría facilitar el acuerdo.

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