En mi barrio

En mi calle, del distrito de Barajas de Madrid, las farolas ya no funcionan de noche, aunque en otros están encendidas de día; el barrido de calles es ocasional, los altavoces de vendedores ambulantes te despiertan los días de descanso, el colegio adyacente utiliza una atronadora sirena para convocar a los alumnos, los policías municipales descansan a la sombra cuando en el mercadillo se venden objetos robados y los vehículos aparcan arbitrariamente, casi todas las noches roban a personas o en coches, el vandalismo es habitual, algunas comunidades de vecinos han recurrido a contratar vigilantes privados, ya que el derecho a la seguridad que deben proporcionar los poderes públicos ha sido menospreciado por el Ayuntamiento.Un día de primeros de junio me desvalijaron el coche dejándolo inutilizado para circular, tuve que perder una mañana para denunciarlo (en mi distrito no hay comisaría de policía y la que corresponde desanima la de-

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nuncia). Una grúa llevó el coche para su reparación a un taller oficial de su marca y allí lo depositó, en un distrito céntrico y elegido por la proximidad a mi lugar de trabajo.

Hoy me llega una comunicación, de multa por 15.000 pesetas porque el celo municipal, que en mi barrio no existe, fue tan rápido que enseguida advirtió que, en ese otro barrio céntrico, mi coche estaba depositado en un vado: el mismo del taller oficial donde, por necesidades transitorias de maniobra y con conocimiento del usuario del vado, esperaba la entrada para ser reparado. En mi barrio no se puede circular por ninguna acera, los coches las ocupan de forma completa, habitual e impunemente. Casi no vemos policía. Casi no vemos la existencia del Ayuntamiento. Yo la veo a raudales en los distritos de Salamanca o de Chamberí.-

Madrid.