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Entrevista:

"El Gobierno exigirá la libre circulación de nuestros productos en Francia"

Ha empezado con buen pie defendiendo a los suyos, a los agricultores, de las agresiones en Francia. Rechaza las calificaciones de agricultura subvencionada, "porque otros sectores lo están más y no se dice". Promueve un moderno modelo de producción agrícola que integre y organice a productores, transformadores y exportadores dentro de cada sector.

Andreu Missé

Vicente Albero, (Valencia, 1944), economista, casado y con cinco hijos. Desde 1982 ha ocupado varios cargos en el Ministerio de Agricultura, pero su conocimiento del campo le viene sobre todo por la multitud de contactos persónales que ha ido tejiendo con los hombres y organizaciones del mundo rural. La gente que le ha tratado a fondo le define como hombre de bien, pragmático y dialogante. Ha sido secretario de Estado de Medio Ambiente y desde hace 48 semanas interviene en un programa de radio en la cadena Ser, La hora verde, respondiendo a todo tipo de preguntas sobre esta materia.Pregunta. La agricultura española se encuentra en un momento especialmente crítico. Quizá nunca los agricultores españoles habían estado tan desanimados. ¿Tiene futuro el campo español? ¿Cuál es el futuro para los agricultores en este país?

Respuesta. En un país desarrollado como el nuestro me cuesta mucho hablar sólo de agricultores. Los agricultores forman parte de un tejido social y territorial que es el mundo rural mucho más complejo que el esquema de precios, productos, mercados y cosechas. Cada. vez hay más agricultores que tienen otras actividades. El futuro del mundo rural en su conjunto me preocupa tanto o más que el estrictamente agrario.

P.¿Donde está en concreto este futuro?

R. El futuro está en conseguir integrar una serie de actividades. Es impensable que en un país moderno, la pura actividad de producción primaria sea el elemento único de sostenimiento del mundo rural. Está clarísimo, por ejemplo, que la utilización de productos del campo en una zona determinada para una actividad turística o gastronómica es mucho más rentable que el mismo producto comercializado para la industria.

P. En el año 1982 había en España 2.058.000 agricultores, en 1992, sólo 1.300.000. Se han ido más de 700.000. ¿El número actual es el óptimo o piensa que seguirá reduciéndose?

R. Yo no creo que debamos reducir la población que vive del mundo rural.

P. En la campaña electoral ustedes han prometido ayudas para incorporar a los jóvenes al campo. ¿En qué ayudas piensa?

R. En medidas fiscales, por ejemplo. Dejar exentas las transmisiones que pueda haber entre padres e hijos. Modificar también la ley de arrendamientos. Hay que desencorsetar el sistema. Adecuarlo a la realidad. No tenemos ningún interés en que el valor de la tierra siga bajando. Pero sí en que pueda moverse. La actual ley de arrendamientos intentando proteger lo que hace en realidad es bloquear. Debería permitirse, por ejemplo, que se pudiera arrendar tierra por tres años que, por otra parte, se está haciendo en la práctica.

P. ¿Entonces lo que plantea más bien es una liberalización de la ley de arrendamientos?

R. Una cierta liberalización que no impidiera que alguien siguiera haciendo contratos de arrendamiento por 20 años pero que permitiera hacerlos también de otro tipo.

P. ¿Pero el problema de los jóvenes es el acceso a la tierra o que no es rentable trabajarla?

R. Si la tierra no es rentable es problema de todos. Yo no recomendaría a nadie que entrara en un negocio para perder. Pero ahora la diferencia es que se puede entrar en una actividad agraria aunque la rentabilidad sea muy baja porque puede jugar con muchos otros elementos que antes no podía. Puede acogerse a reforestar tierras marginales. Se pueden dejar tierras en barbecho (en descanso uno o varios años), aportar una serie de elementos que le permitan que cultive sólo las tierras rentables.

P. Los agricultores se quejan de que son quienes están pagando la parte más dura de la crisis. Con precios cada vez más bajos para sus productos han contribuido decisivamente a frenar la inflación, pero, al mismo tiempo, soportan altos tipos de interés y un elevado nivel de deudas.

R. La evolución de los precios agrarios de los últimos seis trimestres ha sido negativa, pero antes hubo 10 ó 15 trimestres que habían subido sin parar. Pero además hay que contemplar otros elementos complementarios como las ayudas de la PAC. Este año vamos a recibir más de 750.000 millones de pesetas del Fondo de Garantía. La producción final agraria es de 3,5 billones de pesetas. El Fondo representa, por lo tanto, un 20% de la producción final agraria. Y esto sin contar las ayudas para estructuras. Todo ello ayuda a mantener las rentas.

P. Otro aspecto de este desánimo en el mundo agrario es el creciente sentimiento antieuropeísta. Esto ha coincidido en la época de su antecesor Pedro Solbes que, como usted, son probados europeístas. ¿Qué piensa de esta evolución?

R. Creo que las tentaciones proteccionistas o aislacionistas no son un problema de España, sino que las sufren también otros países. Pero pienso que está bastante claro que sin comercio no hay nada. Pero en todo caso las reacciones proteccionistas se dan más en la producción de alimentos. A la gente le cuesta más entender que aquello que comemos todos los días no sea del territorio. Es más fácil entender que un televisor venga del Japón.

P. ¿Qué opina de los recientes ataques de los agricultores españoles a los productos franceses?

R. Las escaladas de la violencia son siempre malas. Pero desde luego el que tiene la culpa es el que las empieza. Pero pienso también que tenemos muchas responsabilidades globales porque somos un país anfitrión, con muchos millones de turistas y debemos ser muy cuidadosos. Pero eso no quita para que ya hayan dado instrucciones para plantear en el orden del día del consejo de mañana lunes la propuesta de exigir la libre circulación de productos en Francia. Y también puedo decir que seguro que tenemos cuatro o cinco aliados garantizados. En resumen: Las escaladas no sirven para nada, el culpable es el que las empieza.

P. En este caso ha sido Francia.

R. Sí, por descontado, y es ahí donde está el origen del problema y es injustificable. Las reacciones de asumir la responsabilidad económica de los hechos, son las que deben ser, pero eso no es suficiente. Es lógico, lo que ha decidido el Gobierno francés de pagar los camiones afectados. Pero hace falta algo más.

P. ¿Algo más como qué?

R. Que tomen medidas para evitarlo. Es una responsabilidad política de todos los Gobiernos explicar a toda la sociedad que esto ya es un mercado único. Tan único como ir de Normandía a Provenza. Es muy importante que los agricultores y los comercializadores sepan que la posición del Gobierno va a ser firme en exigir la libre circulación de productos en Francia. Y esto es lo que evitará que haya una escalada.

P. En el programa electoral también anunciaron reforestar un millón de hectáreas. Cuántas tienen previstas para 1994.

R. Quizá podemos alcanzar entre 130.000 y las 150.000. Pero esto depende de la demanda. Si la demanda llega y se tramita debidamente podemos alcanzar las 200.000 hectáreas.

P. Las organizaciones agrarias critican que los fondos de la Comunidad no están bien repartidos

R. Es posible. Pero tenemos que cambiar muchas costumbres, de productores y comercializadores. Lo lógico sería que un exportador pueda coger a un conjunto de productores y decirles: quiero este producto, con este color, este tamaño, este calibre y en este momento y esto tiene un buen precio y no el exportador que va buscando las cosas más baratas a salto de mata. Hay que superar recelos históricos como ver sólo al comercializador como máquina de explotar, como intermediario que sólo sirve para comprar a dos y vender a cien. Hay que concebir al exportador, al comercializador y al productor de materia prima como elementos clave de todo el sistema, que cada vez hay que entender más de una forma integral. Para avanzar, los productores primarios y los comercializadores han de ir de acuerdo.

P. ¿Cómo fomentarán esta integración?

R. Con todos los elementos legales disponibles e influyendo sobre todo en la Comunidad. Pero en todos los casos lo que vamos a mantener es que todas las ayudas sean para los que estén integrados. El que no esté organizado no participará.

P. ¿Continuará en el programa La hora verde de la cadena SER?

R. No me disgustaría en absoluto.

P. Usted que conoce el mundo rural. ¿Cuál cree que es la mayor preocupación de los agricultores?

R. El problema es que tenemos que reivindicar más el mundo rural. Es un agravio real insistir tanto en que la agricultura está subvencionada. También lo están otros sectores y mucho, como las fábricas de coches, y no se repite tanto.

P. ¿Cuando hablará con las organizaciones agrarias?

R. Ya me lo han pedido. Lo antes posible. Si es posible antes de agosto.

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