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Los Doce reflexionan sobre la validez de los criterios de convergencia

Lluís Bassets

El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas de la CE (Ecofin) abrió ayer con mucha cautela y casi sigilo un melón hasta ahora prohibido: ¿hay que dejar que el déficit público se deslice todavía un poco más para frenar el paro y crear un cierto efecto de reactivación o hay que seguir el camino durísimo de la convergencia? La respuesta es, por el momento, que hay que seguir por donde se solía. Pero ciertos organismos ya consideran los umbrales de lo que las opiniones públicas pueden aceptar, por lo que reflexionan sobre una mayor flexibilidad en el corto plazo.

La alternativa, entre el rigor más extremo practicado hasta ahora y dicha flexibilidad está ya formulada con todas las letras en el informe del Comité de Política Económica que discutió el Ecofin en sesión restringida.El déficit presupuestario y el endeudamiento de los Doce supera ampliamente en 1993, con cifras no actualizadas del todo, los criterios de Maastricht, según los cálculos del Comité Monetario, que los sitúa respectivamente en un 6,3% del PIB (tres puntos más que el límite establecido en el Tratado) y en un 69% (nueve puntos más por encima del límite). En 1989, sin los nuevos lander alemanes, el déficit era del 2,7% y la deuda del 59,5%, cifras que inspiraron los criterios de Maastricht y que, a lo que se ve, han quedado desbordadas por la recesión.

La contención del déficit a medio y a corto plazo "es indiscutible", dice el informe, pero admite que es "menos claro" el comportamiento que debe seguirse a corto plazo. Uno de los caminos que se puede emprender es el del relanzamiento a costa del empeoramiento del déficit, aunque considera que tendrá efectos negativos en los tipos de interés, en la pérdida de confianza y en la reacción desfavorable de los mercados. El caso contrario, el del camino estricto de Maastricht, puede profundizar en la recesión, pero proporcionará confianza en la recuperación futura.

Es cierto que un segundo informe, éste del comité de gobernadores de los bancos centrales, asegura que "hay poco margen de elección para tomar medidas urgentes para reducir el tamaño del déficit, incluso si es especialmente penoso en las actuales circunstancias".

Pero el melón ya está abierto. Hay dos informes más, uno del Comité Monetario y otro de la Comisión, que han quedado todavía en la penumbra de la sesión restringida, por lo que muchos barruntan que profundizan más todavía en la pregunta hasta ahora prohibida.

Revisar programas

El secretario de Estado de Economía español, Pedro Pérez, aseguró que "será conveniente revisar y adaptar los programas de convergencia ya presentados", aunque matizó que no debía significar la reconsideración de los objetivos de la convergencia. Esta revisión se producirá desde el próximo mes de septiembre hasta final de año, según dijo el secretario de Estado. Pedro Pérez rechazó contundentemente cualquier posibilidad de relajar la disciplina presupuestaria. A medio y largo plazo, el Comité de Política Económica propugna dirigir el gasto hacia inversiones creadoras de empleo y de crecimiento, limitar el gasto de las administraciones públicas, y lo que es más importante, "reducir los subsidios y revisar las transferencias a las familias con el objetivo, principalmente, de minimizar los desincentivos al desempleo". Exige también "reformas estructurales del mercado de trabajo". En este sentido, el Consejo de Ministros propugna también en su comunicado la urgente necesidad de recortar costes laborales. La receta se corresponde con la dureza del diagnóstico. Según el Comité, se requiere un crecimiento del 3,5% para recuperar empleo en la CE.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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