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El 'club' de los ricos apoya con 3.000 millones de dólares el proceso de privatización en Rusia

/ A. C., El Grupo de los Siete acordó ayer conceder a Rusia un fondo de ayuda a la privatización de 3.000 millones de dólares (390.000 millones de pesetas), menos de lo pedido y más de lo esperado, y reiterar su apoyo a las reformas del presidente Borís Yeltsin, que llegó a Toldo en busca de una gratificación política y financiera a sus esfuerzos por lograr la estabilidad económica y la consolidación democrática de su país. Los Estados más industrializados del mundo coincidieron en que la privatización de la economía es el mejor camino para impedir la involución política.

Una de las intervenciones más largas de esta cumbre, que será clausurada hoy, fue la protagonizada por el presidente norteamericano, Bill Clinton, en defensa del gobernante ruso, que ayer se entrevistó con el primer ministro japonés, Kiichi Miyazawa, para abordar la delicada situación bilateral.Funcionarios del G-7 explicaron que "hace medio año se observaron en Rusia dos peligros fundamentales: la hiperinflación y la vuelta a un gobierno comunista. Estos dos riesgos son hoy remotos". La asistencia a la privatización aprobada supera en 1.000 millones el fondo previsto por algunos de los países miembros y en 2.500 el propuesto recientemente por el Ministerio de Exteriores japonés. Clinton había solicitado 4.000 millones.

Los 3.000 millones finalmente concedidos serán repartidos en el plazo de 18 meses y están. desglosados de la siguiente forma: 500 millones se destinarán a la adquisición de asistencia técnica y promoción de inversiones por parte de los países del Grupo de los Siete; 1.000 millones para créditos a la exportación; otros 1.000 serán concedidos por el Banco Mundial y otros organismos internacionales de crédito para la restructuración de las empresas estatales. Los 500 restantes, también del Banco Mundial, se dedicarán a modernizar la estructura empresarial rusa.

Más crédito, menos dinero

El secretario del Tesoro norteamericano, Lloyd Bentsen, confesó que los rusos protestaron por la masiva acumulación de créditos y su escaso desembolso. "¿Por qué más créditos y menos efectivo?, decían. Ahora 500 millones son en metálico".

Larry Summer, subsecretario para Asuntos Internacionales, agregó que el programa afectará a cientos de miles de trabajadores rusos, "quizás a millones".

Clinton aseguró a sus compañeros en la cumbre que los esfuerzos del G-7 en apoyo de las reformas democráticas en Rusia constituyen la iniciativa más importante de la política exterior de las siete potencias industriafizadas, mientras que altos funcionarios de distintas delegaciones afirmaban que la situación ha mejorado en Rusia política y económicamente.

Poco después de aterrizar en el aeropuerto de Haneda, el presidente ruso pidió disculpas por haber suspendido en dos ocasiones un viaje a Japón, nación con la que Rusia mantiene crispadas relaciones como consecuencia de una larga disputa territorial en las islas Kuriles que impide la normalización y la firma de un acuerdo de paz.

"Estoy dispuesto a tratar cualquier punto" con las autoridades niponas, señaló el presidente ruso en alusión al contencioso sobre las islas, ocupadas por el Ejército Rojo en las postrimerías de la II Guerra Mundial. Contrariamente a la cumbre de Múnich, la declaración política del G-7 publicada ayer evitó cualquier referencia a la conveniencia de que Rusia devuelva esas islas.

El ministro japonés de Exteriores, Kabun Muto, quien el mes pasado se manifestó partidario de reducir hasta sólo 500 millones la ayuda a Rusia, afirmó que ello "refleja la consideración de que las declaraciones previas sobre ese punto son todavía válidas".

Otras fuentes reconocieron que durante la preparación de la cita de Tokio, menos obsesionada con la situación en Rusia de los que estaba la cumbre anterior, se acordó no incluir la disputa bilateral en el comunicado final para no crear un nuevo foco de conflicto.

Japón potenciara la demanda y Europa recortara sus tipos de interés

Japón prometerá potenciar su demanda interna, como motor de la reactivación económica, y Europa se comprometerá a un rápido descenso de los tipos de interés, para facilitar la salida de la crisis, según el texto del borrador del comunicado económico que se hará publico hoy al final de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-7, que se ha celebrado durante tres días en la capital nipona.Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Canadá, Reino Unido e Italia se comprometen además, según este texto, a trabajar con mayor dureza para recuperar el crecimiento y la generación de empleo, aseguró ayer un funcionario estadounidense.

Japón se ha encontrado bajo enormes presiones en esta cumbre por la gigantesca dimensión de su superávit comercial, uno de los grandes desequilibrios de la economía mundial. El Gobierno japonés reconoce que recortar este superávit es un importante objetivo.

El comuncado final apoyará asimismo el plan del presidente Clinton de recortar el déficit presupuestario de Estados Unidos en 500.000 millones de dólares durante los próximos cinco años.

Por otra parte, el amplio acuerdo comercial alcanzado el miércoles por el Grupo de los Siete (G-7) fue subrayado ayer positivamente por los países que desbloquearon las negociaciones del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), aunque la valoración sobre su alcance no fue la misma. En los dos extremos del abanico, Estados Unidos destacó lo conseguido como un paso de gigante hacia la conclusión este año de la Ronda Uruguay, mientras Francia se limitó aconsiderarlo un esfuerzo que establece los términos de las futuras negociaciones.

Canadá reconoció "progresos notables" en el proceso hacia la firma de un acuerdo que elimine barreras comerciales. Theo Waigel, ministro alemán de Finanzas, destacó que las negociaciones sobre los sectores de agricultura y servicios serán difíciles, pero se manifestó optimista".Tengo la confianza de que se firme el GATT este mismo año".

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