El promotor de Nuevo Versalles consta oficialmente con tres nombres distintos
El promotor de Nuevo Versalles y de Las Terrazas de Aravaca, empresario que ha dejado un reguero de deudas millonarias en varias localidades de Madrid, figura en los archivos oficiales con tres nombres diferentes. Hasta 1987 constó siempre como José Luis Pinto Fontán. A partir de ese año rectificó oficialmente, cambiando a José Luis Gómez Pinto-Fontán; es decir, añadió un apellido nuevo y un guión. Pero en el último censo electoral está registrado como José Luis Gómez-Pinto Fontán, igual que sus tres hijos (también con el primer apellido compuesto de Gómez-Pinto).
El registro civil de Baza (Granada), localidad donde él nació hace 54 años, incluye una anotación según la cual José Luis Pinto Fontán pasó en 1987 a apellidarse Gómez Pinto-Fontán. Para ello siguió el trámite regulado en el Reglamento del Registro Civil. El registro de Baza no contiene la causa alegada ante el juez que autorizó el cambio de nombre.Los antecedentes policiales de José Luis Pinto Fontán, que se enfrentó a una querella a finales de los años setenta, figuran a su antiguo nombre, y además con un número de DNI distinto al que tiene hoy. Allí aparece escrito el 1.026.204, cuando el válido es el número 1.026.201; es decir, casi el mismo, con sólo el número final diferente.
Quizás algunas de estas diferencias se deban a errores que ahora favorecen a José Luis Gómez en la medida en que resultaría más complicado para la policía conocer si alguna vez fue procesado.
Pero Pinto Fontán -José Luis Gómez- no tiene deudas con la justicia. Así lo confirmaba ayer una fuente próxima a Tomás de la Quadra Salcedo, actual ministro de Justicia. De la Quadra fue el abogado defensor de José Luis Pinto a finales de los años setenta, cuando los vecinos de Villa Fontana, en Móstoles, se querellaron contra él. "El juez ordenó el procesamiento, pero luego decidió el sobreseimiento de la causa y su archivo", recuerda esta misma fuente. No consta que nadie demandara después por vía civil a Pinto, administrador de Proconfort, aunque esta empresa y sus filiales dejaran a deber unos mil millones de aquella época.
Cajamadrid sigue las obras
José Luis Gómez Pinto-Fontán (véase EL PAÍS de ayer) sigue dejando deudas. Una de sus últimas promociones -220 viviendas en Las Terrazas de Aravaca y tres edificios de oficinas, anexas- está sufriendo problemas parecidos a los de Nuevo Versalles.Los pisos están sin terminar -especialmente los equipamientos prometidos- y los proveedores cuentan por decenas de millones las deudas pendientes. Sólo los dos proveedores localizados el pasado martes sumaban una deuda de 128 millones de pesetas con la promotora Aravaca-Somosaguas, tiras la que está Pinto Fontán.
Un tercer proveedor -la empresa Enainsa-, que se encargó de la fontanería, aseguraba ayer haberse quedado "colgado con 52 millones de pesetas". Un cuarto proveedor -la subcontrata de albañilería Ceyre, SA- calcula que la deuda era de 48 millones. "Nos vimos forzados a compensar la deuda quedándonos con un piso y plazas de garaje, pero no es solución", decía ayer un directivo de dicha empresa.
La Caixa y Cajamadrid financiaron el proyecto de Aravaca-Somosaguas con 2.800 millones y 4.300, respectivamente, según la información facilitada por ambas entidades.
Un portavoz de Cajamadrid aseguró ayer que de los 4.300 millones concedidos inicialmente quedan pendientes 3.058 millones. El asunto está en manos de la Central de Riesgos de dicha entidad. La Caixa ha abandonado el proyecto, pero Cajamadrid ha preferido terminar las obras para compensar el dinero aportado.
El total de los 7. 100 millones de créditos hipotecarios se otorgó, en 1989, a Aravaca-Somosaguas, SA, una empresa en la que figura Carlos García Yanes como administrador único. Creada en 1987, el capital social de esta empresa es de 50 millones según el registro mercantil. "No había nada sospechoso", dijeron ayer en Cajamadrid. "Por eso se le otorga el crédito a una sociedad".
García Yanes, aparejador, es el hombre que pidió licencias en Griñón para una promoción de Proconfort -empresa de Pinto Fontán- a finales de los setenta que fue paralizada por el Gobierno Civil. García Yanes no atendió ayer a la llamada de EL PAÍS, como tampoco Pinto Fontán.
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