El suicidio de un catedrático ahonda el escándalo de la corrupción en Italia

La muerte, acaecida días atras, de Antonio Vittoria, decano de la Facultad de Farmacia de Nápoles, fue un suicidio del que han quedado indicios incluso en una conversación telefónica interceptada del catedrático con el ministro de Sanidad, el liberal Francesco de Lorenzo, también napolitano. "Sácame de este embrollo, porque si vienen a detenerme acabo con todo", le dijo al ministro el catedrático, que temía verse implicado en las investigaciones s obre comisiones ilegales en el sector farmaceútico.La familia de Vittoria pretendió, sin embargo, que murió por infarto. Pero los jueces ya han tomado medidas contra dos médicos del hospital de Nápoles que presuntamente falsificaron las circunstancias de su muerte, así como contra el empresario de pompas fúnebres que adelantó la hora del fallecimiento para que el cadáver pudiera ser incinerado antes de que la justicia ordenara la autopsia del difunto.

El decano napolitano dejó un manuscrito depositado en un banco, documento que ya está en manos de los investigadores, en el que narra con todo detalle los mecanismos y procedimientos por los que las industrias farmacéuticas italianas lograban hacer subir los precios de sus productos mediante el pago de comisiones en el seno del organismo regulador correspondiente.

Según la prensa, todo ese tráfico de comisiones giraba en torno al ministro De Lorenzo, cuyo antiguo secretario, Giovanni Marone, ha sido quien ha destapado los negocios sucios de la sanidad italiana, desde este asunto' de los precios hasta las comisiones pagadas por la adjudicación de la campaña de prevención del sida a las televisiones. Las detenciones de directivos farmaceúticos proliferan estos días.