Clinton resucita en EE UU la obsesión por Sadam Husein
El 70% de los norteamericanos cree que ha aumentado el peligro terrorista
El presidente norteamericano, Bill Clinton, intenta evitar que la tensión actual con Irak sea interpretada como un conflicto personal con Sadam Husein, al mismo tiempo que una sensación de pánico al terrorismo se extiende en Estados Unidos después del ataque del pasado sábado contra el cuartel general de los servicios de espionaje iraquí en Bagdad.
Después de cinco meses de Gobierno, el presidente Bill Clinton ha resucitado la obsesión norteamericana con el presidente iraquí, Sadam Husein, con el objetivo primordial de recuperar su popularidad dentro de EE UU.La suerte del líder iraquí vuelve a ser asunto prioritario de la política exterior norteamericana, pese a que Clinton ha tratado de dejar claro que el ataque del sábado es una acción militar limitada con el propósito de represaliar a Bagdad por urdir un atentado contra George Bush. Clinton ha declarado que el ataque contra un radar iraquí, el martes, no tiene relación con el primer episodio.
El presidente norteamericano ha tratado también de evitar el nombre del presidente iraquí cuando dijo que el atentado contra Bush había sido organizado "al más alto nivel" del régimen de Bagdad. Cuando la pasada semana Clinton tuvo que ordenar el ataque contra Irak, descartó una opción que sugería un bombardeo sobre el palacio presidencial y las oficinas en las que habitualmente trabaja Sadam Husein. El propósito del presidente norteamericano era evitar que su actuación se confundiese con un ataque personal contra el líder iraquí.
Esto, sin embargo, sólo ha sido conseguido en parte. Desde que acabó la guerra del Golfo sin la destitución de Sadam Husein, en EE UU quedó la sensación de un trabajo sin terminar.
Poco antes de tomar posesión de su cargo, el presidente Clinton dijo en una entrevista que él no se planteaba el derrocamiento del presidente de Irak. Después ratificó esas declaraciones. Ahora ha vuelto a reproducirse un escenario en el que da la impresión de que los norteamericanos no pueden dormir tranquilos mientras Sadam Husein siga en el poder.
A esta sensación de miedo ha contribuido el hecho de que el Departamento de Estado haya realizado recomendaciones a los ciudadanos de que tomen precauciones en todos sus viajes, incluso en los que hagan dentro de EE UU. De pronto, el terrorismo -y Sadam Husein. como inspirador, según el punto de vista oficial en Washington- se ha convertido en una amenaza grave contra EE UU y su. población, lo que alimenta más aún la presión para acabar con el presidente iraquí.
Acabar con el líder iraquí
Según encuestas conocidas después del ataque del domingo, cerca de 60% de norteamericanos son partidarios de que su país acabe con la vida de Sadam, y casi un 70% cree: que el peligro de atentados terroristas ha aumentado tras el ataque con misiles sobre Bagdad.
Las encuestas son más contradictorias en lo que se refiere a la influencia de ese ataque en la popularidad de Bill Clinton. Mientras los sondeos de los últimos días coincidían en que la aceptación del presidente norteamericano había ascendido hasta cerca del 50%, una encuesta hecha ayer por el diario The Washington Post y la cadena ABC afirma que la aprobación de la labor de Clinton es sólo del 43%. Según este último estudio, el número de personas que critican a la Casa Blanca es, por primera vez, superior al de las que hacen comentarios positivos.
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