González cuenta con CiU para su investidura
Los socialistas insisten a los nacionalistas en la comisión mixta sobre la conveniencia de la coalición
Los socialistas están convencidos "al 90%" de que su candidato a la presidencia del Gobierno, Felipe González, resultará elegido la próxima semana jefe del Ejecutivo en la primera vuelta, con los votos del PSOE, PNV y CiU. Ésta era la inmediata preocupación de la delegación socialista que ayer se reunió con otra de Convergéncia i Unió (CiU) para estudiar las líneas generales de sus dos programas electorales y que constató las discrepancias programáticas, sobre todo en materia autonómica. En una sesión de trabajo de más de cinco horas en el Congreso de los Diputados, los socialistas insistieron a los nacionalistas catalanes para que reconsideren su negativa a entrar en un Gobierno de coalición. Solchaga y Roca mostraron su satisfacción tras el encuentro.
Los representantes de Convergéncia i Unió dejaron claro a sus interlocutores socialistas que no habían acudido a la reunión con la intención de volver a hablar del Gobierno de coalición y que los órganos de dirección de los dos partidos habían descartado esta eventualidad.
Los dirigentes del PSOE utilizaron, según varios de los presentes, un esquema claro: las reivindicaciones nacionalistas prosperarían más fácilmente si estuvieran presentes en el Consejo de Ministros. Y al contrario, el PSOE podía tener problemas a la hora de aceptar muchas de las reivindicaciones, sobre todo las autonómicas, con un Gobierno monocolor. Según dirigentes nacionalistas, los interlocutores del PSOE, se refirieron en varias ocasiones; a los problemas en su partido para aceptar iniciativas conflictivas, como la cesión del 15% del IRPF a las autonomías.
Miquel Roca, por CiU, y Carlos Solchaga, por el PSOE, expresaron su satisfacción por esta primera reunión. "Se ha avanzado en. las propuestas para concertar la acción de gobierno y parlamentaria", dijo Miquel Roca., Carlos Solchaga fue igualmente explícito: "Existen muchos puntos en común para compartir la orientación de gobierno".
Los socialistas sacaron la conclusión de que los nacionalistas catalanes votarán a favor de la investidura de González, aunque dejaron una sombra de duda por lo que puedan decidir a última hora el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, y el líder de Unió Josep Antoni Duran Lleida, que reclaman compromisos concretos para votar la investidura.
Por parte de los socialistas, acudieron Carlos Solchaga, presidente del grupo parlamentario; Txiki Benegas, secretario de organización; José Borrell, ministro de Obras Públicas y Transportes, y Juan Manuel Eguiagaray, titular de Administraciones -Públicas. Del lado catalán estuvieron Miquel Roca; los consejeros de la Generalitat Maciá Alavedra y Josep Maria Cullell; y los democristianos Josep Sánchez Llibre y Ferran Pont.
Los reunidos comunicaron el resultado a González, Pujol y Duran Lleida. Por las dos partes se dejó claro que la última palabra la tienen los órganos de dirección. Los socialistas reconocieron en declaraciones informales que su objetivo primero, por razones temporales, era calibrar si CiU apoyará la próxima semana a González en la sesión de investidura. Si CiU no une sus 17 votos a los 159 de los socialistas -y a los, 5 del PNV-, González no será elegido presidente en la primera vuelta (en la que se necesita la mayoría absoluta) y tendrá que someterse a una segunda, en la que saldría victorioso con la mayoría simple de votos.
Pero ayer, al acabar la reunión, todo fueron sonrisas de satisfacción. Los negociadores no quisieron someterse a preguntas y sólo efectuaron breves declaraciones, en las que deliberadamente dejaron traslucir que el acuerdo es Posible, sin concretar si se puede tratar de un pacto de legislatura o de otra. fórmula de compromiso. Eso sí, Roca habló de "propuestas para concertar la acción de Gobiemo y parlamentaria".
Señaló que se habían examinado cuatro grandes capítulos "para ver la aproximación en la acción de gobierno". En economía destacaron que se habían dado grandes coincidencias, así como en el capítulo de impulso, democrático; siguió el acuerdo en la estrategia europea y llegaron las discrepancias en el apartado autonómico, aunque también aquí Roca se mostró convencido de que, con diálogo, es posible una aproximación.
Tras referirse al buen clima de la reunión, Solchaga destacó que el acto había sido "efectivo". "Existen muchos puntos en común para compartir la orientación de un Gobierno", insistía Solchaga, al igual que Roca. "Hemos desbrozado el camino para discutir lo que serán los Presupuestos Generales del Estado", dijo Solchaga, recordando que Jordi Pujol había señalado la pasada semana que los presupuestos para 1994 suponían "una prueba de fuego" para ver si era posible la colaboración con los socialistas.
Interlocutores del PSOE señalaron que en la reunión también se había hablado de la cesión del 15% del IRPF y de la ley de Huelga, aunque ambos habían quedado como "puntos difusos" para no producir un bloqueo en esta primera reunión.
La misma delegación socialista se reunirá el, próximo lunes con una representación del PNV para avanzar en el terreno programático e incluso estudiar si los naciónalistas vascos entran desde ahora en un Gobierno presidido por Felipe González.
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Pujol insinúa que las patronales CEOE y Fomento del Trabajo le han pedido que no entre en el Gobierno
El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, afirmó ayer a Catalunya Ràdio que dos grandes organizaciones empresariales le habían pedido que la coalición que preside, Convergéncia i Unió (CiU), no entre en el Gobierno. Pujol se refería, aunque no las citó, a Fomento del Trabajo y la CEOE.Pujol, que dijo sentirse objeto de presión para que CiU acepte formar una coalición de Gobierno con el PSOE, añadió: "Por muchas campañas que hagan para obligarme a bajar del burro, no me moverán de mis convicciones".
La principal argumentación esgrimida por Pujol en la entrevista fue la misma empleada en días anteriores: falta de confianza en la palabra de los socialistas. Pujol aventuró que, de no apreciar un compromiso claro en González, CiU no votaría a favor de su investidura.
En cambio, Pujol empleó frases de esperanza para referirse a la reunión de la comisión PSOE-CiU que intenta llegar a acuerdos programáticos. Pujol lamentó la decisión de Unió de enviar dos representantes a la comisión "porque ha producido un cierto desequilibrio en la representación de CiU".
Una declaración más dirigida a su propio partido que reflejo de una discrepancia real con Unió. [Según una encuesta de Antena 3 TV, más del 64% de los votantes convergentes apoyan la decisión de Pujol de no entrar en el Gobierno, mientras que el 27,3% lo critica].
El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, expresó ayer en Radio Nacional su convencimiento de que la presión de la base de Convergéncia a favor de un entendimiento con los socialistas "va a ser tan fuerte que Pujol se va a doblegar". De no ser así, advirtió, las diferencias entre Pujol y Roca se ahondarán hasta propiciar la creación de una tercera fuerza política en Cataluña, de un "partido bisagra". "O bien saben resolver esas divergencias, o bien se va a desarrollar un movimiento muy fuerte por un tercer partido, que se va a situar en el terreno que podríamos llamar sociovergente, el terreno común entre el socialismo y Convergéncia".
Maragall afirmó que existe una "base social, política e ideológica" para una formación política intermedia de carácter "popular, catalanista y progresista". El alcalde definió esta base como el resultado de la "ecuación Serra-Roca".
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