El Papa insta al diálogo para resolver el problema del paro

El problema del paro, como otros que afectan a la sociedad española, ha de resolverse a través del diálogo. Lo dijo ayer Juan Pablo II, en el último párrafo de su discurso de despedida. El obispo de Roma concluyó ayer su cuarto viaje a España diciendo: "¡Hasta pronto!", e insistiendo: "Reavivad vuestras raíces cristianas". El rey Juan Carlos, que presidió, en compañía de la reina Sofía, el acto en el aeropuerto de Barajas, invitó al Pontífice a volver a visitar "pronto" España. La ceremonia contó con la presencia del presidente del Gobierno en funciones, Felipe González, y los ministros de Asuntos Exteriores, Javier Solana, y de Justicia, Tomás de la Quadra-Salcedo.

El discurso del Papa fue una perfecta síntesis de los problemas abordados en sus cinco días en España, primero en Sevilla y Huelva, y después en Madrid. Ayer dijo que reza para que Dios ayude a los españoles "a afrontar los problemas que os aquejan con ánimo sereno y positivo, por el camino de la fraternidad, el diálogo y el respeto mutuo".El paro, "temible plaga", como lo calificó en su visita al Santuario del Rocío (Huelva), es uno de ellos. Y preocupante para el Pontífice, porque destroza a las familias, que considera "iglesias domésticas". El Papa está a favor del pacto social que defiende Felipe González.

Juan Pablo II lo dejó meridianamente claro, echando un capote indirectamente a González, el pasado domingo en Sevilla, donde invitó a sumar esfuerzos para afrontar los retos a los que se enfrenta España. Y exhortó a los "trabajadores y empresarios" a la "solidaridad efectiva: haced todo lo que esté en vuestras manos para luchar contra la pobreza y el paro, humanizando vuestras relaciones laborales y poniendo siempre a la persona humana, su dignidad y derechos, por encima de los egoísmos e intereses de grupo".

Los valores cristianos

Pero también son problemas, a juicio del Pontífice, los males de la sociedad moderna, que son, dijo, causa de la "descristianización" y del "fenómeno del secularismo": desde la cultura del consumismo y la contaminación hasta el alcoholismo, la drogadicción, la violencia o el terrorismo, como comunicó el martes al episcopado español. "Os aliento", añadió ayer, dirigiéndose a todos los españoles, "a un renovado empeño en la vivencia de vuestra fe y a hacer de los valores cristianos y éticos, que han configurado vuestro ser como nación, un factor de cohesión social, de solidaridad y de progreso".El obispo de Roma, que a la luz de sus discursos considera que no puede existir otra ética que la sostenida por la fe católica, entiende, por ello, que todos estos problemas encontrarían vías de solución desde el descubrimiento de Dios. Si durante la ceremonia de canonización del beato catalán Enrique de Ossó, celebrada la víspera de su partida, en el paseo de la Castellana, dijo que "España necesita volver a sus raíces cristianas", ayer insistió: "Reavivad vuestras raíces cristianas". Tras recordar la conquista y evangelización de América, Juan Pablo II invitó a España a luchar para que "no se diluya la riqueza espiritual que ha impulsado los mejores esfuerzos de su historia, dejando una huella imborrable en la cultura".

Hay que reavivar las raíces cristianas y ser "fieles a la fe católica que ha iluminado el camino de vuestra historia", clamé. El Papa señaló cómo hacerlo: "No dejéis de testimoniar vuestra condición de creyentes, actuando con coherencia en vuestras responsabilidades familiares, profesionales y sociales".

Presencia en la vida pública

El Papa tuvo que interrumpir su discurso en este momento, ante los vivas lanzados por las aproximadamente 1.200 personas congregadas junto al Pabellón de Estado de Barajas Para despedirlo coreando Juan Pablo Segundo, te quiere todo el mundo. "Si es verdad que me quiere todo el mundo", improvisé el Pontífice, "entonces las posibilidades de España serán ilimitadas".Juan Pablo II acababa de exhortar nuevamente a los católicos a testimoniar su fe en todos los ámbitos de la vida pública. El Pontífice, que ha señalado que la Iglesia no tiene partido ni está ligada a sistema político alguno, reiteraba a los fieles que el ejercicio de la fe ha de ser militante, sin acobardarse ante los poderes mundanos ni ante las críticas, orientación que había dado el martes al episcopado español.

Las palabras del Papa fueron precedidas por una breve intervención del Rey, que expresó la alegría de la familia real "por haber compartido con Vuestra Santidad horas tan gratas". Una alegría que, añadió, "ha sido también el sentimiento mayoritario del pueblo español".

El Rey aludió al Congreso Eucarístico Internacional clausurado el domingo por el Papa en Sevilla y recordó que, el primero celebrado en España (Madrid, 1911), contó con la presencia de "mi augusto abuelo, el rey Alfonso XIII". Del segundo se limitó a decir que se celebró en 1952 en Barcelona, sin detallar que contó con la presencia del entonces jefe del Estado, general Francisco Franco. El Rey recordó nuevamente el descubrimiento de América, donde pronto "floreció la semilla del Evangelio plantada por nuestros misioneros" y expresó un deseo: "Que pronto nos visitéis de nuevo. Las puertas de España están siempre abiertas al Vicario de Cristo".