Izetbegovic explica el relevo del jefe militar por sus fracasos

ENVIADA ESPECIAL El presidente de Bosnia, Alia Izetbegovic, reconoció ayer públicamente el motivo de la sustitución de Sefer Halilovic al mando del Ejército bosnio: los recientes errores estratégicos que han supuesto importantes pérdidas entre las tropas y que, dijo, "no podían quedar impunes".

Izetbegovic sorprendió por su elocuencia, dado que el día anterior se había refugiado en argumentos puramente formalistas para justificar la retirada de Halilovic, como son la puesta en marcha de un sistema de graduación dentro del Ejército que obligaba a que un coronel, Rasim Delic, sustituyera en el mando supremo a un comandante como Halilovic.

La revelación de Izetbegovic no sorprendió a nadie. En los últimos meses, en los que los frentes bélicos se han multiplicado en Bosnia oriental (contra las milicias serbias) y Bosnia central y Herzegovina (contra las tropas croatas), los mandos militares bosnios habían mostrado su descontento con las decisiones de Halilovic, al que acusaban de no estar suficientemente preparado para el mando.

Las gotas que colmaron el vaso fueron las dos últimas ofensivas lanzadas por las tropas bosnias en dos frentes de Sarajevo, que terminaron con más de 100 muertos y ninguna ganancia territorial. Izetbegovic mencionó ayer además la enemistad entre el ex jefe militar y el ministro de Interior, Jusut Pusina, también destituido ayer, y que, según el presidente bosnio, estaba afectando a la coordinación de sus efectivos: los soldados y la policía bosnia, que también participa en la lucha.

Con la sustitución de Halilovic, la reforma del Ejército y la creación de una nueva agrupación militar que asumirá el control del área que se extiende entre Sarajevo y Konjic, la presidencia bosnia abre una nueva etapa que tiene su origen en la decepción causada por la ausencia de una intervención militar internacional.