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Jasbulátov y Rutskoi rechazan la autoridad de Yeltsin y su proyecto de Constitución

La posibilidad de un compromiso entre los partidarios del proyecto de Constitución que propugna el presidente ruso, Borís Yeltsin, y sus oponentes parecía ayer más remota que nunca. Tanto Ruslán Jasbulátov, jefe del Parlamento, como Alexandr Rutskói, vicepresidente de la República, manifestaron que Yeltsin en realidad no gobierna el país y se opusieron categóricamente al proyecto de texto presidencial de ley fundamental."Siento rabia y lástima por Borís Nikoláievich [Yeltsin]", dijo Jasbulátov en una entrevista publicada ayer por el diario Pravda, en la que aseguraba que el brusco cambio de la política de Yeltsin a partir del 20 de marzo, cuando trató de imponer un "sistema especial" de Gobierno, se debe a que "no es él quien hoy dirige los asuntos del Estado". "No sé a qué se debe, pero el poder real no pertenece a Borís Nikoláievich" señaló el jefe del Parlamento.

"Aventureros"

Rutskói, en un encuentro con los concejales del Ayuntamiento de Moscú, declaró que quienes realmente gobiernan el país son "aventureros" como el ex secretario de Estado Guennadi Búrbulis, el viceprimer ministro Serguéi Shajrái, y el ministro de Exteriores, Andréi Kózirev, los mismos políticos que inspiraron el acuerdo de Minsk que puso fin a la URSS.Para Jasbulátov, el país ha retrocedido "de la democracia y del Estado de derecho a la dictadura más descarada". A pesar de ello, el líder opositor advierte que no está "de brazos cruzados". "Tenemos todos los medios para neutralizar a los numerosos shajrzáis y no permitir ni la guerra civil ni la aprobación de una Constitución anticonstitucional", aseguró Jasbulátov a Pravda.

El texto del discurso que el jefe del Parlamento se proponía leer el sábado pasado ante la Conferencia Constitucional, que ayer fue publicado íntegro por el periódico Soviétskaia Rossía, testimonia que a pesar de las declaraciones en favor de un compromiso, la posición de Jasbulátov es irreconciliable con la del presidente.

El principal defecto del proyecto constitucional de Yeltsin es que contiene "una exigencia completamente irrealizable: la introducción de un poder presidencial ilimitado, que reduciría a la nada las libertades proclamadas y destruirá tanto el mismo principio de la división de poderes como los principios del federalismo", opina Jasbulátov en el discurso que no le dejaron pronunciar el fin de semana pasado.

No todas las puertas están cerradas, sin embargo, y la solución puede venir del propio presidente. Como insinuó ayer un asesor de Yeltsin, éste podría resignarse a no aprobar la Constitución ahora y, en su lugar, adoptar una ley de poderes que definiera temporalmente las facultades del Ejecutivo y el Legislativo. "Creo que ésta es una salida realista, un buen compromiso", dijo ayer Serguéi Yushenkov, vicejefe del organismo de propaganda de Yeltsin.

"Creo que la tarea prioritaria del presidente no es aprobar la Constitución a toda costa, sino terminar con la crisis de poder, que cada día es más clara y entraña el peligro de una guerra civil", puntualizó Yushenkov.

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