A la espera de destino

Están ya más cerca de los cincuenta que de los cuarenta y la gran mayoría de los altos cargos del Ministerio de Economía y Hacienda son funcionarios de carrera. Aunque se confirme el relevo el equipo económico que dirige Carlos Solchaga, tienen por tanto asegurado un puesto en la Administración pública. La crisis económica, aseguran, no les permite esperar ahora ofertas sustanciosas del sector privado. A diferencia de otros ministerios y de otras épocas, en la actualidad ninguno de los altos cargos del ministerio de Carlos Solchaga ha reconocido tener carné del PSOE. El ministro es la excepción ya que proviene del sector privado y es un destacado dirigente socialista.

De momento, la única salida del ministerio reconocida es la del actual director de Gestión Tributaría, Ángel Bizcarrondo (47 años). Desde el año 1977 en que aprobó su oposición para ingyesar en el cuerpo de inspectores financieros y tributarios, ha trabajado en la Administra ción pública. Su primer cargo político data del año 1985 en que fue nombrado delegado de Hacienda Especial de Madrid.Es, por tanto, el prototipo de funcionario que, sin tener carné, se ha identificado con el proyecto socialista y ahora decide pasar al sector privado. Según sus allegados, ya había "dado el paso" antes de la convocatoria de las elecciones, pero ha aceptado mantenerse en su puesto hasta la celebración de los comicios. Ahora se incorpora al Instituto de Empresa como profesor del área fiscal, donde ya había trabaja do antes de ser nombrado delegado de Madrid. Entre los demás altos cargos consultados, la sensación es de una tranquilidad expectante. Como el caso de Bizcarrondo, la práctica totalidad son funcionarios de carrera. En suma yoría son técnicos comerciales y economistas del Estado o inspectores de finanzas, con la excepción del secretario de Estado de Hacienda, Antonio Zabalza (47 años) que es catedrático de Teoría Económica de la Universidad de Valencia, en situación de excedencia especial.

Zabalza se incorporó al Ministerio de Hacienda en el año 1984 como jefe del Gabinete Técnico del anterior secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, al que sucedió en el cargo. A diferencia de su predecesor, Zabalza ha desarrollado un perfil más técnico que político -no tiene carné del PSOE- y se ha cuidado mucho de guardar las distancias respecto de las distintas corrientes socialistas. Pedro Pérez (44 años), secre tario de Estado de Economía, es más viejo en la casa que el propio Solchaga, ya que se: incorporó en el año 1977 como subdirector de Estudios y accedió a su primer cargo político antes del triunfo socialista de 1982 _-con el Gobierno de la UCD-, como secretario general Técnico. Este hecho y el de no tener carné del PSOE le han colocado un techo político que ahora le seguirá marcando porque su figura y su destino aparecen estrechamente vinculados al ministro Solchaga, con el que cada vez ha congeniado mejor. Es también funcionario de carrera (técnico comercial y economista del Estado) y toda su vida profesional la ha desarrollado en la administración pública.

A resguardo

En todos estos años, Solchaga ha logrado mantener a resguardo de los designios de Ferraz (sede del PSOE) a todos sus colaboradores -con la excepción de José Borrell- y ha elegido entre ellos a los que ha creído más en sintonía con sus ideas, a la vez que más preparados técnicamente. De hecho, en las pocas crisis vividas, la continuidad ha sido la norma sobre todo en el segundo escalafón (directores generales). Las contadas bajas que se han producido en la mayoría de los casos a petición propia y muy a pesar del ministro. El cansancio también ha hecho mella en un departamento siempre en tensión y en un equipo que empezó en la frontera de los cuarenta y ahora está ya más cerca de cumplir los cincuenta.

En estos momentos hay muchas vidas profesionales pendientes del futuro de Carlos Solchaga (49 años), -economista no funcionario- por quien nadie apuesta como nuevo ministro de Economía. Según fuentes del Ejecutivo, su deseo sería estar al frente del grupo parlamentario socialista en la nueva legislatura. Su experiencia como portavoz del grupo parlamentario de los socialistas vascos (1980-1982) ha sido, según ha expresado en algunas ocasiones, la que más satisfacciones le ha dado.

Como buen profesional de la política no ha querido, sin embargo, dar la razón a quienes ya venden su piel. En una reciente reunión con dirigentes del Círculo de Empresarios alguien dio por sentada su despedida incluso le dedicó unas palabras de reconocimiento a su labor a título de homenaje. Él, sin perder las tablas, atajó el discurso y espetó, "bueno, eso de que me voy ya lo veremos".

Independientemente del resultado electoral, la sensación ahora en el ministerio es que se acaba una etapa. La opinión más general es que ya no está tan fácil ir al sector privado y, al menos de momento, se echará mano de la excedencias dentro del propio ministerio. Como explica un cargo medio de Hacienda "se reciben menos ofertas y son peores que hace tan sólo dos o tres años por la crisis económica". De hecho, añade, "los flamantes despachos de asesoría fiscal -una de las salidas naturales- atraviesan dificultades, porque los clientes pagan peor e incluso se están planteando reducir sus plantillas".

El sueldo y algo más

Para los altos cargos, tampoco es mal negocio seguir en la Administración ahora que los contratos supermillonarios del sector privado han quedado un poco atrás. Una reciente modificación normativa les asegura a aquellos que sean funcionarios de carrera y decidan volver a su puesto anterior que mantendrán parte de su sueldo.

En concreto, percibirán de por vida el llamado complemento de destino. En el caso de los directores generales el complemento este año es de 1.865.000 pesetas brutas al año. Para los subsecretarios es de 2.331.000 pesetas. Sin embargo, tendrán que abandonar sus puestos de consejeros de empresas públicas que, por razón del cargo, tenían (dos como máximo, salvo excepciones) y por lo que cobraban un sobre sueldo de más de un millón al año. Los secretarios de Estado y los ministros, si se van de la Administración, cobrarán durante dos años el 80% de su sueldo actual.