Al sur por Carabanchel

Aurelio se niega a creer que Carabanchel, con 243.955 vecinos, haya cambiado de color. Hasta el domingo era un distrito rojo, pero el triunfo del Partido Popular le ha quitado el tinte encarnado. "No puede ser", repite Aurelio Muñoz, que en 76 años de vida jamás ha imaginado semejante cosa. "Éste ha sido siempre un barrio obrero, de izquierdas", dice sin dar crédito a los datos.Es la primera vez que el PP es el partido más votado en el distrito, aunque en las últimas elecciones municipales el Partido Socialista Obrero Español sólo le sacó 103 votos de ventaja. El domingo se quedó a 9.121 votos por debajo del PP. Con esta victoria, la diferencia entre el norte y el sur de la capital -al menos en lo que respecta a votos- empieza a diluirse. El partido de José María Aznar ya había ganado las elecciones municipales en el distrito de Latina. Carabanchel es un paso más al sur.

José Félix Hidalgo es el quiosquero de la plaza de Carabanchel y veía venir el triunfo de la derecha, porque "últimamente se venden muchos más Abecés". Hay justificaciones para todos los gustos, y Alejandro, de 76 años, cree que el arrase del PP se debe, al menos en parte, a la rebeldía de los jóvenes. "No han escarmentado con la derecha y la juventud siempre tiende a la protesta" opina.

Parece retratar a José Luis, hijo de comunistas de toda la vida. Su padre se limitó a "arrugar el morro" cuando el chico de 21 le comunicó que iba a votar a la derecha. "Los socialistas han machacado a los trabajadores", espeta José Luis, "y para hacer política de derechas, el PP lo hubiera hecho mejor". Él sabe que se va a quedar en paro dentro de un mes y cree que el Partido Popular arreglaría un poco la situación económica. "Tienden a ayudar más a los empresarios, pero supongo que algo harían por nosotros" concluye. Sus amigos, en cambio, han votado a partidos muy minoritarios, como Los Verdes o el Partido Humanista.

Menos proletariado

Los políticos del barrio apuntan explicaciones sociológicas y políticas a este cambio en la dirección del voto. El secretario general del PSOE en el distrito, Joaquín García Pontes, atribuye el ascenso del PP (un 45% respecto a los comicios de 1989) al derrumbe del CDS. Le consuela el hecho de que entre las dos principales formaciones de izquierdas (PSOE e IU) mantienen la hegemonía roja en Carabanchel: suman un 51,38% de votos, frente al 41,8 1 % del PP.

Además cree que ha habido un cambio en la población de Carabanchel y que ahora el proletariado ya no define tanto al barrio. "Los pisos están costando de 23 millones de pesetas para. arriba, y eso un obrero no se lo puede permitir", señala el concejal García Pontes.

Los problemas del barrio no son un motivo de esa derechización, según el edil socialista. "Las reivindicaciones vecinales, como el metro, no influyen prácticamente a la hora de votar en unas generales", opina.

Ángel Gil, vocal de la Asociación de Vecinos del Barrio del Progreso, coincide con él en que los problemas no resueltos en el distrito carecen de significación en la elección de diputados. Pero es incapaz de apuntar una razón para lo que califica como "abrumador" éxito de la derecha.

Un triunfo que algunos no consideran lógico en un barrio tradicionalmente obrero. Isabel Pardías tiene 78 años y le sobran los dedos para contar vecinos de derechas. "En donde yo vivo no me salen más de media docena", dice esta señora asturiana que lleva más de 50 años en Carabanchel.

Al taxista le pasa justo lo contrario. No se explica que el 90% de sus clientes despotrique contra el Gobierno y luego los socialistas vuelvan a sacar mayoría: se pregunta si es un síntoma de masoquismo. Para él -quiere ser una voz anónima-, obrero no es sinónimo de izquierdista. "Los trabajadores pueden pensar como quieran y votar al partido que les dé la gana". Él siempre ha sido de derechas.