La incertidumbre del resultado espoleó a los electores a las urnas
Las conjeturas sobre el hipotético desencanto que ha venido reflejando la abstención en los últimos años quedaron ayer en mal lugar: la participación experimentó un ascenso notable precisamente cuando mayor es la crisis económica y más resonantes han resultado los escándalos políticos. El 76,82% de los electores censados ejerció su derecho al voto, frente al 69,73% de¡ año 1989. El hecho de que los ciudadanos viesen su propio voto como decisivo animó a cientos de mies de ellos a ir a la urna, cuando años antes esos mismos electores habían preferido renunciar a su derecho.
La alta participación supera los niveles de 1986, y es por tanto una de las más elevadas de los últimos años. Por ejemplo, una comunidad tan abstencionista como Galicia, superó el 70%. En 1982 -primera victoria del PSOE, con mayoría absoluta-, sólo se abstuvo un 20,13% del censo (79,87% de participación); en las primeras elecciones democráticas -victoria de UCD sin mayoría absoluta- votó un 78,57% de los electores; en 1979 -nueva victoria de UCD con minoría mayoritaria-, el número de votantes decreció al 68,09%; en 1986 -segunda victoria del PSOE por mayoría absoluta-, votó el 70,4%; y en 1989 -de nuevo ganador el PSOE, rozando la mayoría absoluta-, el 69,73%. La media de las elecciones legislativas se sitúa en el 73,33%.El impulso de salir a votar se vio dificultado -en el sector de indecisos o de personas menos comprometidas políticamente por el atractivo de las retransmisiones deportivas (tenis, ciclismo, atletismo y fútbol), y por las lluvias que se repartieron por casi toda la Península. Hechos todos ellos que invitaron a muchos a permanecer en casa.
Todos los dirigentes políticos que fueron abordados por periodistas en sus respectivos colegios electorales reiteraron las invitaciones a votar, para dar más fuerza al resultado que salga de las urnas, aunque, como precisó Alfonso Guerra, vicesecretario general del PSOE, el veredicto es igualmente legítimo.
El ministro de Hacienda, Carlos Solchaga, interpretó que la mayor participación se debía a la incertidumbre del resultado. También opinó que ese aumento beneficiaría al PSOE, pues muchos de quienes iban a infligirle un voto de castigo mediante su abstención se lo han pensado después.
Jorge Fernández Díaz, número uno del PP por Barcelona, pronosticó tras votar que la participación alcanzaría "un nivel histórico", aunque con esperanzas muy distintas de las que expresó Solchaga.
Durante la mañana (hasta las dos de la tarde), el mayor índice de participación se dio en Castellón, con un 50,10%; y el menor en Lugo, con un 30% (Galicia había registrado hasta ahora altos porcentajes de abstención en todos los comicios).
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