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La derecha indeseable

Fernando Savater

EN EL DEBATE del otro día, mirando fijamente a la cámara (parece el Tony Kamo de la política), Aznar preguntó con dramatismo si alguien podía creerle capaz de ir a recortarles la pensión a los jubilados. Yo, desde luego, no le creo capaz. Ni tampoco supongo que vaya a suprimir el divorcio, a abolir la cicatera despenalización del aborto, a restringir la universalización de la Seguridad Social o a retrotraer la cuestión militar a la situación en que estaba hace una década y que tantos sustos nos dio. Pero aún menos le creo capaz, ni a él ni a su partido, de haber luchado en su día por ninguna de esas libertades democráticas. Y no comprendo como quienes las aprecian y disfrutan pueden votar hoy al partido que no quería consentirlas sólo por castigar reciente errores de quienes sí ayudaron a traerlas.Si por la derecha fuese (y recordemos que el Partido Popular es la derecha, no UCD), ahora en España tendríamos también Naseiros, Hormaecheas y Filesas, pero, en cambio, no divorcio o aborto parcialmente despenalizado. En el terreno educativo, es seguro que no se habría consentido la mínima separación Iglesia-Estado: ¿no se empeñan ahora otra vez en traer la asignatura obligatoria de religión al bachillerato? La derecha siempre ha confiado en lo que Napoleón llamaba la "gendarmerie sacrée", la santa bofia. Y las libertades pendientes no tendrán en sus manos mejor futuro: ¿acaso van a ser los que ayer denunciaron la inmoralidad de la campaña del preservativo los que mejor reconozcan los derechos de los homosexuales?, ¿o los más receptivos ante los problemas de la inmigración (ya se está viendo cómo van las cosas en Francia con sus colegas", ¿o los más flexibles con los insumisos? Por no mencionar los temas culturales: puede que Felipe González tenga la sensibilidad social de una almeja, pero todos conocemos berberechos con mayores síntomas de pasión por la cultura que Álvarez Cascos o Loyola de Palacio.

Es muy significativo que Aznar, tras no decir nada de cómo pensaba resolver el paro o corregir la desigualdad social, sólo fue explícito cuando habló de penalizar el consumo de drogas (tema, por cierto, del que demostró en pocas palabras saber aún menos que el más indocumentado de los socialistas, lo cual no es pequeña hazaña) y luchar más "en serio" contra la inseguridad ciudadana. o sea, que la derecha nada indica de cómo producir más anahorias ni de cómo repartirlas mejor, pero es muy clara cuando promete más palo...

¿Ha cambiado la derecha española de su trágica indecencia, tanto tiempo demostrada? Para empezar, sin duda ya es algo que pretendan llegar al Gobierno por vía pacífica y legal en vez de como solían.

Tampoco en otros aspectos dudo de su voluntad de cambio, pero la imagino semejante a la expuesta en El zapato de raso por el gran reaccionario Paul Claudel: "¡No, no, qué diablos! No es posible que se quede uno conservado eternamente en la misma conserva. A mí me gustan las cosas nuevas. ¡Que me den lo nuevo! Lo quiero, lo exijo. Me hace falta lo nuevo a toda costa. Pero cosas nuevas que sean el desarrollo de nuestro paisaje natural. Cosas nuevas, repito una vez más, pero que sean exactamente semejantes a las antiguas".

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