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Haceros de Llodio

"¡Bragas de Cristal! ¡Por derribo de tienda!", clamaba la vendedora de lencería instalada en el mercadillo de los jueves en la Plaza del Pueblo, de Llodio. Marcelino Oreja, impasible, se abría paso por entre la clientela, mientras sus acólitos repartían folletos del Partido Popular, cuya candidatura por Álava encabeza ahora el antiguo delegado del Gobierno por UCD en esta provincia. Al fondo, junto a la iglesia de magnífico pórtico de hierro, militantes de Herri Batasuna distribuían a su vez catálogos, mientras por el altavoz de su coche sonaban unos txistus. Las señoras aprovechan este día para adquirir prendas de vestir y utensilios para la casa buenos y baratos, que en la zona se impone gastar poco, tal como están las cosas.La crisis económica de este valle es un poco el reflejo de la tragedia de Euskadi. El paro, en Llodio, alcanza casi el 40% de la población activa. El 55% corresponde a gente de 26 a 30 años, y el 60% a mujeres. Con el cierre, hace cosa de un año, de Acenor, la población desempleada se ha acrecentado. En la plaza de Llodio, bajo el sol que desciende hasta aquí deslizándose por las colinas cercanas, los jubilados discuten y leen los periódicos, y apenas se fijan en Oreja. "Qué pinta más estupenda tienen los viejos en Euskadi", comento. "Qué fuertes y qué guapos". "No te hagas ilusiones", me desengaña una colega: "Es que tienen 52 años. Son los prejubilados de Acenor".

De modo que, en elecciones, Llodio es presa fácil de los políticos: de los que han desecho su infraestructura, de los que no han sabido frenar el deterioro, de los que se alegran de que todo vaya mal, y de los que prometen el cambio. "Estos días vienen todos (para un poco más tarde estaba previsto que llegaran a la plaza las huestes de EA-EUE), pero el resto del año ni nos hacen caso", comentó un caballero que se iba a casa con un perchero de pino.

La mujer seguía pregonando sus prendas íntimas de culebrón, y nadie parecía especialmente impresionado por el afán de hacerse de Llodio que muestran los políticos en fechas clave, ni siquiera por Oreja, que está en el consejo de administración de una empresa de aquí a la que le va bien y, a lo mejor, tiene la receta mágica para que los montes sean orégano.

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