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Entrevista:

"Los españoles no acaban de descubrir lo que les ofrece México"

A pesar del aumento de la inversión española en México, el secretario de Comercio de ese país considera que los empresarios españoles no acaban de entender las enormes ventajas que ofrece el nuevo mercado de 360 millones de habitantes creado por el Tratado de Libre Comercio (TLC). Jaime Serra considera que la entrada en vigor del TLC es un reto y una oportunidad para México. A su juicio, la caída de las fronteras comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá, prevista para enero de 1994, abrirá nuevas posibilidades para su país.

Jaime Serra Puche, 41 años, es un firme defensor de la apertura comercial. Hijo de refugiados españoles, Serra es el negociador mexicano del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá y se muestra confiado sobre una solución a corto plazo de los problemas que impiden cerrar la Ronda Uruguay en el seno del GATT. El secretario de Comercio de México estuvo en Madrid el pasado jueves, en donde pronunció una conferencia sobre la situación económica de su país y mantuvo diversos contactos con la Administración y empresarios españoles.

Pregunta. ¿En qué situación se encuentran las negociaciones para cerrar los últimos flecos del Tratado de Libre Comercio?

Respuesta. Precisamente estos días se están celebrando conversaciones entre los representantes comerciales de México, Estados Unidos y Canadá, en Otawa, para revisar los textos de lo que llamamos temas paralelos. Estas negociaciones se refieren a asuntos como el medio ambiente o la normativa laboral y complementarán al TLC, cuyo texto es ya definitivo.

P. ¿Qué se puede esperar de estas nuevas negociaciones?

R. Hay que tener en cuenta que estas nuevas conversaciones se están desarrollando bajo tres principios muy importantes. Los temas paralelos tienen que ser consistentes con el espíritu y la letra del TLC; no se deben convertir en mecanismos proteccionistas que afecten a la esencia del tratado, que es permitir que en América del Norte haya un libre flujo de bienes y servicios; y, por último, que las nuevas resoluciones sean respetuosas con la soberanía de los tres países firmantes del TLC. Ya hay un avance notable y es de esperar que en los próximos días haya un borrador casi definitivo, de forma que en junio se pueda cerrar.

P. Y a partir de ese momento, ¿cuál es el calendario previsto hasta su entrada en vigor?

R. A partir de ese momento, el gobierno canadiense enviará esos acuerdos paralelos a su legislativo para que se añada al tratado, mientras que en México y Estados Unidos enviaremos el TLC y los anexos para su debate en las cámaras respectivas. Todos nos hemos propuesto que las ratificaciones estén concluidas a lo largo de este año, de forma que el tratado pueda entrar en vigor el primero de enero de 1994.

Cambios en EE UU

P. ¿Cómo puede afectar el cambio de administración en Estados Unidos a este proceso?

R. Nosotros hemos establecido una relación muy positiva con la nueva administración y hay una disposición muy clara por llevar este proyecto adelante, por parte del presidente Clinton. El proceso de ratificación norteamericano, es una cuestión interna de la que no opino.

P. Y respecto a la integración de otros países latinoamericanos en el TLC...

R. Desde el principio de las negociaciones, México quiso incluir en el tratado una cláusula que permitiera la adhesión de otros países al TLC. Esa cláusula establece que, una vez que el tratado empiece a operar, la comisión de comercio creada al efecto deberá fijar las reglas para ese acceso para el país o grupo de países que quieran formar parte del área de libre comercio.

P. ¿Qué gana y que pierde México con el TLC?

R. Yo creo que el Tratado de Libre Comercio representa para México un reto y una oportunidad. Un reto, porque significa mayor competencia, ya que se abren los mercados y debemos tener productos competitivos. Pero es también una oportunidad, porque el propio tratado nos permitirá ser más competitivos, porque tendremos reglas claras para la asignación de recursos de la economía, tendremos acceso a un mercado de 360 millones de habitantes y contaremos con tecnología y servicios eficientes.

P. ¿Cómo pueden convivir estos tratados bilaterales con los grandes acuerdos multilaterales, como el GATT?

R. Desde mi punto de vista, ambos tipos de acuerdos se complementan. De hecho, las propias normas del GATT permiten llegar a acuerdos bilaterales de comercio regional, en su artículo 24. Lo importante es que el acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá van a crear un área de libre comercio sin incrementar sus barreras comerciales con el resto del mundo. El TLC no será una fortaleza cerrada, sino una región abierta e integrada en el mundo.

P. ¿Piensa que es posible cerrar la Ronda Uruguay?

R. En primer lugar, tengo que decir que México tiene un interés muy especial en que concluyan estas negociaciones lo antes posible, porque nosotros hemos abierto nuestra economía de forma unilateral en los últimos años. Estamos en un momento difícil, porque no hay acuerdo entre Estados Unidos y la Comunidad Europea en materia agrícola. Pero el hecho de que la Administración norteamericana le haya pedido a su Congreso que amplíe la posibilidad del fast track hasta final de año es un buen síntoma de que hay voluntad de llegar a un acuerdo. Confío en que se pueda cerrar la ronda antes de fin de año.

P. ¿Cómo evolucionan las relaciones económicas y comerciales entre México y España?

R. La verdad es que está creciendo más el volumen de inversiones directas de capital de España en México, que el comercio en sí. La llamada línea del Rey, que es una línea de financiación de 1.500 millones de dólares para inversores españoles, está prácticamente agotada. El aumento ha sido muy importante en los últimos dos años. Pero este tipo de acuerdos de fomento de la inversión no es posible realizarlos a nivel comercial, porque las normas de la CE prohíben pactos que vulneren las tarifas generales con terceros países.

P. ¿En qué sectores se está invirtiendo más?

R. Las mayores inversiones se están produciendo en la agroindustria y algunas manufacturas. Hay también inversiones textiles y de otros sectores, con proyectos conjuntos entre empresarios de México y España. Pero tengo que decir que los españoles no acaban de descubrir las ventajas que les ofrece México. Al inversor español le interesa mi país porque le ofrece el acceso al mayor mercado del mundo, porque además del acuerdo con Estados Unidos y Canadá, tenemos pactos similares con todo Centroamérica, Chile, Venezuela, etc. Además, el hecho de estar en aquella región protege al inversor frente a la fluctuación de la peseta frente al dólar.

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