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Próximo objetivo: el testículo

Milagros Pérez Oliva

La fecundación in vitro ha permitido conocer muy bien la fisiología del aparato reproductor femenino. Pero el testículo sigue siendo un gran desconocido. "En esta guerra tenemos dos caballos de batalla, y hasta ahora sólo hemos montado uno", afirma Alberto Romeu, jefe de la unidad de reproducción asistida del hospital de La Fe de Valencia."Sabemos manejar muy bien el ovario", añade, "pero no sabemos manejar el testículo. Y éste es un desafío importante, porque si logramos tratar las causas de la esterilidad masculina, en muchos casos no será preciso llevar los óvulos y los espermatozoides al tubo de ensayo".

Mientras tanto, la fecundación in vitro trata de mejorar sus resultados, según Anna Veiga, bióloga del Instituto Dexeus, en dos frentes: facilitar la introducción de los espermatozoides en el óvulo y mejorar las condiciones de implantación del embrión en el útero.

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"La micromanipulación, que no tiene nada que ver con la manipulación genética, consiste en abrir la membrana del ovocito pera introducir un espermatozoide previamente seleccionado", explica Anna Veiga. "Esta técnica nos permite tratar parejas que hace muy poco enviábamos directamente al banco de semen" ' dice Pere Noslasc Barri, también del Instituto Dexeus.

La determinación del sexo por biología molecular es otra de las puertas abiertas por las nuevas técnicas. La selección de sexo sólo está permitida en España por razones terapéuticas, es decir, para evitar una enfermedad hereditaria cuya transmisión está vinculada al sexo, como la hemofilia o la fibrosis quística.

"En este caso", explica Anna Veiga, "se toman una o dos células de la membrana del embrión y se analiza para averiguar si tienen cromosomas XX o XY". Los embriones del sexo no deseado se destruyen.

Métodos de cultivo

Superado el obstáculo de juntar el espermatozoide y el óvulo, muchos de los tratamientos de fecundación in vitro chocan con una segunda barrera: la implantación. Una vez que el óvulo fecundado ha sido transferido, no consigue mantenerse adherido a la pared del útero.

"Estamos trabajando para mejorar los métodos de cultivo, de manera que los embriones puedan ser transferidos al útero uno o dos días más tarde, porque al estar más formados tendrán más posibilidades de implantación".

"Ahota transferimos los embriones a las 48 horas de la fecundación, pero si pudiéramos implantarlos en la fase de blastocito, a los seis días, los resultados mejoraran sustancialrnente", afirma el doctor Barri. "Intentamos además otra posibilidad, que consiste en pr

eparar previamente la zona pelúcida del embrión para facilitar su adherencia al endometrio".

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