_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Capilla -

Con la religión me pasa lo que con los helados. Cuando era chica y no tenía ni un duro, me moría por los cucuruchos de chocolate y vainilla, y ahora que más o menos me los puedo comprar, sencillamente los detesto. Entonces resulta que, de cría, yo era una beata de muchísimo cuidado, pero sin posibles. Y ahora que podría comprarme una capilla en la Almudena, aunque fuera a plazos, porque encima está al lado de casa, me he vuelto tan atea y materialista que no sabría qué hacer con ella.¿O sí?

Una soltera de fuste, lo que se dice una mujer de nuestro tiempo, con el corazón dividido entre el amor y la profesión, debería -creyente o no- disponer de capilla propia, con objeto de señalarlo en las tarjetas y ponerlo en las invitaciones. "Reúnete conmigo para tomar unas copas después del Tedéum". "Vamos a celebrar el solsticio de verano con una misa solemne y canapés". O: "Cumplo años, ¡no te pierdas los inaitines!". Capilla propia, menudo farde. Te ligas a un tío, y, antes de meterlo en el dormitorio, le haces pasar por el oratorio y le obligas a jurar de rodillas que el asunto va a durar por lo menos veinte minutos; a lo mejor, funciona. Y si no, como también están a la venta unas tumbas de la cripta, lo estrangulas y le das cristiana sepultura sin más, un poco como los asesinos en serie norteamericanos. En fin, un amplio abanico de posibilidades.

Por otra parte, ya que voy a tener el barrio perdido de gente del Opus que irá y vendrá de la capilla que han adquirido para venerar al beato Escrivá -y más aún si gana el PP y se ponen a darle las gracias-, ¿no sería justo que al menos también yo pueda transitar de la capilla a casa y de casa a la capilla, vestida de manola?

Y, a lo mejor, desgrava.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_