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El Circular

MARTA NIETO, Bajo el puente elevado de Cuatro Caminos, una mujer amontona cartones, cajas y mantas. "Vaya un chalé que se ha construido aquí", comenta una pasajera. Es una imagen del otro Madrid que puede contemplarse desde la parada del Circular. Es una línea que no tiene principio ni fin, recorre las calles de Madrid y siempre vuelve a parar al mismo sitio. Sin embargo, la Empresa Municipal de Transportes (EMT) señala en su itinerario dos puntos a modo de comienzo y final, indistintamente: la glorieta de Cuatro Caminos y la de Embajadores. En ambas hay un enorme trasiego de viajeros. En ellas el autobús se detiene más tiempo del habitual y no suele emprender de nuevo el trayecto hasta que no llega el siguiente coche. El viajero, si tiene prisa, puede trasladarse al autobús de delante, de salida inmediata, con el mismo billete.

El Circular se caracteriza, además de por la forma de su recorrido que da nombre a la línea, por pasar junto a casi todos los grandes almacenes madrileños. "Es la línea de El Corte Inglés"-, dicen de ella. También ha sido la preferida de los carteristas debido a la enorme afluencia de público en las horas punta.

Con el Circular se obtiene una visión variopinta de Madrid. Lo importante es elegir bien la hora para hacer el recorrido sin apretones en el interior y atascos en el exterior. Las mejores horas son, sin duda, desde las once de la mañana hasta las cinco y media de la tarde, cuando los escolares salen de los colegios y Madrid se convierte en una jungla. El descanso de mediodía también es un buen momento para ver cualquier museo o exposición.

Tomando el autobús en Cuatro Caminos, y en dirección a Embajadores, el primer edificio que llama la atención es el antiguo hospital de jornaleros San Francisco de Paula, que ahora alberga la Consejería de Política Territorial de la Comunidad de Madrid. Un poco más adelante, y en la otra acera, el primer Corte Inglés, que forma parte del moderno complejo Azca, donde también se encuentra el edificio del BBY, de Francisco Sainz de Oiza. El Circular cruza la Castellana y sube por Joaquín Costa para dar con la fuente de los Delfines en la plaza de la República Argentina, y continúa por Francisco Silvela.

No es una zona de especial interés turístico, pero el viajero puede ponerse al día sobre los conciertos de música rock que se celebrarán próximamente en la capital gracias a la multitud de carteles que jalonan este tramo del trayecto. Un entretenimiento divertido es observar el interior de los coches en los semáforos, desde la altura de la ventanilla del autobús. En la plaza de Manuel Becerra, enfrente del parque Eva Duarte de Perón, una pareja joven se hace un canuto mientras espera que cambie la luz roja. "Mira, mira. ¡Qué desfachatez! ¡Qué vergüenza!" exclama una señora madura a su marido.

En la parada de Felipe II hay un considerable trasvase de gente. De nuevo se trata de los grandes almacenes. Es ésta una zona donde proliferan los comercios, desde los mejores a los clásicos de barrio.

El recorrido del Circular bordea el parque del Retiro, el llamado "pulmón de Madrid". Es parada obligada, una delicia en días soleados, que a diario pertenece casi por completo a los niños pequeños y los jubilados.

Repetir

Jubilados son también los que ya hace tiempo descubrieron el turismo en autobús. Mientras el resto de los viajeros cambia y se renueva, ellos permanecen el trayecto completo. A veces incluso repiten. Ellos se saben las reglas del buen turista de autobús: cogerlo en una parada de comienzo o final para que haya asientos libres y pillar el sitio junto a la ventanilla.

El tramo hasta la glorieta del Emperador Carlos V tiene varios edificios de interés. En el paseo de la Reina Cristina se encuentran el Panteón de Hombres Ilustres y la real basílica de Atocha. El Museo Nacional de Etnología, inaugurado por el rey Alfonso XII en 1875 y realizado por Francisco de Cubas, está poco después, en el paseo de la Infanta Isabel. En este mismo paseo, llegando a la glorieta del Emperador Carlos V, se alza el impresionante edificio del Ministerio de Agricultura, del año 1893. En el pórtico de entrada, dos cariátides representan, respectivamente, a la Industria y al Comercio, y el gran ático está coronado por tres fabulosas esculturas de Querol.

Un buen momento para hacer una nueva parada y dar un paseo por la renovada estación de Atocha, de donde parte el AVE. Esta estación fue la primera que tuvo Madrid, y de ella salió el primer ferrocarril hacia Aranjuez, en 1851, cuando, todavía era la estación del Mediodía. Un incendio la destruyó y fue reconstruida en 1888 por Alberto de Palacio Elissagne. La ampliación, de Rafael Moneo Vallés, se realizó un siglo después, en los años 1985-1988.

Es ahora cuando el autobús comienza su "etapa de las rondas". Son tres las que recorre el Circular. La ronda de Atocha hasta la glorieta de Embajadores, el otro principio y fin de trayecto. La ronda de Toledo, que los domingos por la mañana está desbordada por los puestos del final del Rastro y que desemboca en la Puerta de Toledo, donde se encuentra el moderno mercado de su mismo nombre. A pesar de conservar el nombre del mercado de abastos de pescado que se situaba en ese lugar, se trata de una galería de tiendas de alto nivel. Y la ronda de Segovia, donde el Circular tuerce a la izquierda por la calle de Segovía y deja a mano derecha el sueño de los suicidas: el Viaducto. Al final de la calle de Segovia, el parque de Atenas, donde en las noches de estío se citan los homosexuales de Madrid, y una fugaz visión del puente de Segovia, realizado por Juan de Herrera en 1582.

Hasta la plaza de España, el Circular recorre en toda su extensión, a lo largo, los jardines del palacio, Real, llamados el Campo del Moro, y pasa por otra estación de ferrocarril emblemática de Madrid: la estación del Norte.

Aire de Guadarrama

La plaza de España se encuentra a la izquierda en este recorrido de autobús, con la Torre de Madrid y el Edificio España como edificios significativos. Antiguamente esta plaza se llamaba de Leganitos y a ella acudían los madrileños a disfrutar del aire fresco de la "cercana" sierra de Guadarrama en el caluroso verano.

Ahora hay que continuar respirando contaminación por la calle de la Princesa, donde viven los duques de Alba, en el palacio de Liria (1762).

El viajero notará seguramente el contraste del nivel económico entre la gente de las rondas y la de Princesa y Moncloa. Los mendigos son un buen punto de referencia. A partir de la plaza de España aparecen los mendigos adosados a las paredes, recubiertos de mantas, con una caja de cartón sobre el suelo. Una señal más de que ésta es una zona de tiendas, donde se mueve dinero.

En Moncloa suben al autobús los estudiantes cargados de libros y carpetas. En primavera y a comienzos de curso, las. farolas de estas calles están cubiertas con fotocopias que anuncian fiestas en colegios mayores y facultades. Enfrente, preside el lugar el Cuartel General del Ejército del Aire, construido en la década de los cuarenta sobre el solar que ocupaba la antigua cárcel Modelo, un ejemplo de la arquitectura imperialista de posguerra.

El autobús se vacía en la plaza de Cristo Rey. Son los visitantes de los enfermos del hospital clínico de San Carlos. El trayecto continúa hacia Reina Victoria y, rodeando los dos bulevares que aún quedan en esa calle, el Circular vuelve a su punto de partida.

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