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ELECCIONES 6 DE JUNIO

GonzáIez sequirá en la política aunque pierda

El PSOE gobernará en solitario si consigue al menos 160 escaños

Anabel Díez

ANABEL DÍEZ, Felipe González deja entrever día a día sus planes. Primero declaró que permitirá gobernar al PP si obtiene más escaños que el PSOE, desechando así una coalición que sume más votos que su oponente. Después, el líder del PSOE se ha mostrado dispuesto a gobernar en solitario si su partido logra 160 diputados, aunque su objetivo sea acercarse a la mayoría absoluta. En la nueva democracia española, Unión de Centro Democrático (UCD) gobernó sola con 164 escaños (1977), si bien tuvo que negociar apoyos parlamentarios para las leyes cuya aprobación requería mayoría cualificada. En 1979, UCD logró 168.

González mantuvo en la noche del jueves una conversación informal con un grupo de periodistas cuando su ministro de Economía acababa de anunciar la devaluación en un 8% de la peseta y se conocía que el paro alcanzaba a 3.300.000 ciudadanos. No obstante, la muerte del teniente Arturo Muñoz era el acontecimiento del día que más consternado le tenía. Horas después anunció que, por ese motivo, suspendía sus mítines previstos para ayer.El presidente del Gobierno explicó que sería más fácil para el PSOE, que para la derecha gobernar en, minoría, puesto que, a su juicio, existe una mayor disciplina en sus filas y entre sus diputados que: la mostrada hasta ahora por sus oponentes (el paulatino desmembramiento de UCD condujo a las elecciones anticipadas que ganó el PSOE en 1982).

Felipe González ha lanzado así un mensaje de advertencia a los partidos nacionalistas, para que no den por seguro que serán invitados a participar en un futuro gobierno si el PSOE gana sin mayoría absoluta (175 escaños).

El líder socialista agregó que, como principio general, para entrar en un gobierno hace falta que se desee gobernar España y no pensar sólo en un territorio, y abominó de un posible gobierno de partidos regionales.

González había hablado por teléfono con el canciller alemán, Helmut Kohl y con el primer ministro francés, Edouard Balladur, de asuntos relacionados con el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio),aunque también comentaron la devaluación de la moneda española. González aseguró que esos dos países se han mostrado dispuestos a seguir apoyando la peseta, pero comprenden las razones de la devaluación y se mostraron solidarios con el jefe del Ejecutivo español por el golpe que ello supone en plena campaña electoral. La incertidumbre de los resultados electorales es la causa principal que González: apunta para explicar la caída de la peseta.

Aznar y la devaluación

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Al tratar este problema, González dejó caer algún velado reproche al presidente del PP, José María Aznar, por haber dado a conocer hace días que le llamó para advertirle de que quizá no hubiera otro remedio que devaluar, aunque le pidió discreción para no alertar aún más a los especuladores.

El presidente se mostró convencido de ganar las elecciones, pese al cuadro económico rotundamente desfavorable y a su percepción de que se celebran en el peor momento posible para el Gobierno. González quiere aparentar cierto desapego del poder repite que su preocupación está en el rumbo que tomará España si gana la derecha. Siempre habla de la derecha, nunca del Partido Popular. Según González, lo peor de Aznar es que no tiene posiciones claras cuando la responsabilidad de un dirigente político está en asumir riesgos. A su juicio, el líder del PP tiene desconcertado a su electorado.

A modo de ejemplo, dijo que con toda seguridad una monja votante del PP no votará en esta ocasión a ese partido con la misma tranquilidad que en anteriores ocasiones, y citó la posición de los populares sobre el aborto: recurrieron la ley de despenalización ante el Tribunal Constitucional pero ahora la asumen en campaña.

La percepción de que puede ganar la derecha le hace pensar a González que los sindicalistas votarán al PSOE, porque tienen datos de las políticas de otros países cuando gana la derecha. Tan a bien como está con los partidos gobernantes europeos del centro-derecha, precisa que no le parece mal lo que hacen, simplemente es otro modelo, otras prioridades entre las que la política social queda relegada a los últimos puestos.

Felipe González nunca más dirá que espera el respeto del PP al resultado electoral, pero justifica que lo puso en duda en una ocasión porque el hecho ya ocurrió en las elecciones de 1989 y, además, fue Aznar el primero que mencionó este vidrioso asunto cuando se preguntó sí los socialistas iban a entregar el poder pacíficamente.

González, indignado, proclama que ha luchado toda su vida para que en España haya alternancia en el poder. No piensa marcharse" en cambio, si pierde las elecciones. Dice que seguirá en la brecha.

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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