El asesor más joven

Justo cuando Julio Feo se disponía a ofrecer al público las memorias de sus años de servicio en La Moncloa, una carta perdida entre los cientos que se reciben en la presidencia del Gobierno iba a poner a Felipe González en la pista de un insólito asesor. Todavía bajo la impresión de la algarada con que fue recibido en la Universidad Autónoma de Madrid, González se quedó perplejo con los 17 folios de reflexiones de David Fernández, un joven de 21 años, hijo de un agricultor de La Rioja y estudiante de tercero de Económicas en La Coruña.La extensa carta también ayudó a González a comprender los motivos de tanta animosidad juvenil contra él: David comenzaba su escrito advirtiéndole que, como otros miles de muchachos que rondan la veintena, no recuerda en España otro Gobierno que el del PSOE. Lo cierto es que el presidente decidió seguir algunos consejos del futuro economista y tomó prestadas un par de frases de la misiva para citar en sus primeras intervenciones electorales.

A través del alcalde socialista de La Coruña, Francisco Vázquez, el presidente consiguió localizar a David Fernández en la pensión donde reside y pidió hablar con él por teléfono.

Como a todo buen asesor, a David le asusta la publicidad. Desde que la revista Tribuna publicó su curiosa relación con González, el estudiante trata de sacudirse el acoso de la prensa.

David mostró al presidente aspectos de la realidad que no habían conseguido transmitirle ni todos sus gabinetes de estudios pertrechados dé encuestas ni la legión de asesores de imagen, siempre prestos a agudizar su ingenio para inventarse un titular.