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ELECCIONES 6 DE JUNIORADIOGRAFÍA AUTONÓMICA

El furgón de cola está tranquilo

JEREMÍAS CLEMENTE, Extremadura está situada económicamente en el furgón de cola de Europa, pero la vida, sin embargo, transcurre plácidamente. Uno de los últimos paraísos del viejo continente, esta comunidad aparece tan repleta de contradicciones y dudas como de posibilidades. El presidente Felipe González, en una reciente visita a Badajoz, afirmaba que "Extremadura es una maravilla", pero una encuesta señala que, "salvo por circunstancias excepcionales", una mayoría de los emigrantes no se muestra partidario de regresar a su región de origen.

El campo extremeño se descapitaliza, los dirigentes agrarios hablan de "tragedia", y en medio de tanta desazón una agrupación de cooperativas, que aglutina a 7.000 socios, se convierte en la principal empresa de la región y Bruselas la selecciona como modelo para imitar en la Comunidad Europea.

Según la fría estadística, el número de desempleados se sitúa en 84.730, lo que representa el 21,10% sobre la población activa, una de las mayores tasas de Europa. Sin embargo, más de 5.000 jornaleros magrebíes trabajan en las recolecciones del tabaco y del espárrago, a razón de 4.000 pesetas diarias, porque los empresarios, dicen, no encuentran nativos que acepten la oferta.

En plena recesión, Extremadura muestra un "comportamiento anticíclico" y se "recupera creciendo por encima de la media nacional", según un informe de Confederación Española de Cajas de Ahorro.

Extremadura, expoliada durante siglos hasta límites insospechados, ha recuperado su propia identidad y, según el mensaje que lanza el presidente autonómico, Juan Carlos Rodríguez Ibarra (PSOE), el extremeño asume con orgullo su condición: "Sentimos con nuestro corazón, pensamos con nuestra cabeza y caminamos con nuestras propias piernas". A la derecha o a la izquierda, nadie lo duda, y la sociedad extremeña comienza a recrearse y sentirse orgullosa de esa fuente natural de riqueza que envuelve su territorio. Incluso los latifundistas aceptaron una ley de caza que a fin de cuentas no les va tan mal.

Basta una mirada alrededor. Campo, abundante caza, territorio casi virgen, múltiples recursos naturales... potencial endógeno que espera un aprovechamiento racional. Los alemanes llegan a fletar vuelos para contemplar avutardas, cigüeñas negras, águilas reales y pagan 500.000 pesetas por un puesto en una montería de venados o jabalíes. El turismo verde y la práctica cinegética aparecen como el diamante en bruto de Extremadura. Impresionantes amaneceres en dehesas, valles y montes, sinfonía del sonido animal... sitúan a Extremadura como uno de los últimos paraísos de Europa.

Pero hay que completar infraestructura, se notan las carencias en educación y servicios, y la industria ha dado palos de ciego.

Sigue habiendo una deuda pendiente. "Extremadura", recordaba hace poco el ex ministro de UCI) Luis Gamir -hoy en el PP-, "es acreedora de la ayuda solidaria de España". Por eso, quizá, el Ejecutivo regional teme la imposición desde el Gobierno central de una cesión del 15% del IRPF a las comunidades autónomas, que inclinaría la balanza otra vez en contra de Extremadura, y se reclaman a Bruselas 600.000 millones con cargo a los fondos de cohesión.

Políticamente, Badajoz es más feudo socialista que Cáceres.Y una nota preocupante aparece otra vez para los gobernantes y procede, curiosamente, del sector más preparado y culto, el universitario, sumido en una guerra fratricida por un quítame allá una facultad en éste o aquél semidistrito. Otra vez el fantasma de la división. El enemigo dentro de casa.

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