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PRIMERA VÍCTIMA ESPAÑOLA EN LA EX YUGOSLAVIA

Se acabó la suerte

Miguel González

M. G., "Se acabó la suerte", repetía un mando militar en voz baja en los pasillos del hospital militar Gómez Ulla, de Madrid. Durante seis meses, los cascos azules españoles enviados a la antigua "Yugoslavia habían desafiado a las estadísticas. Cinco heridos -cuatro por explosión de mina y uno electrocutado-, además de algunos lesionados en accidentes de tráfico, eran un tributo de sangre demasiado pequeño en comparación con las bajas sufridas por otros contingentes, como el francés o el británico. "Algún día tenía que pasar",. agregaba el mismo mando.

Pasó el martes 11 de mayo a las 13.20. Una granada de artillería, lanzada por los milicianos croatas, explotó detrás del teniente, cuando descargaba plasma sanguíneo en el hospital musulmán de Mostar. "Quizá la misión más noble que podía realizar", como recordaba ayer el ministro de Exteriores, Javier Solana. La metralla le alcanzó en la parte posterior de las piernas y del brazo derecho. Pero la herida mortal, según fuentes militares, la produjo una esquirla que se coló entre el casco y el chaleco antifragmentos, alojándose en la nuca. "Si hubiera llevado el cuello subido...", se lamentaba un coronel. "Mala suerte, como otras veces la hubo buena".

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"Toque de caídos en Mostar
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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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