"Toque de caídos en Mostar
Rabia y tristeza entre los soldados al conocer la muerte del teniente
A mediodía de ayer, el coronel Ángel Morales, jefe de la Agrupación Canarias, reunió a sus tropas en la base de Medjugorje, en la región de Herzegovina, y les comunicó con voz quebrada, por la emoción que el teniente Arturo Muñoz Castellanos, herido el pasado lunes en el centro de Mostar, se encontraba clínicamente muerto. A continuación ordenó al corneta el toque de caídos. Las notas inundaron todo el acuartelamiento, llegando a todos los rincones. Las caras de los hombre se tomaron muy serias. Tristes, terriblemente tristes. Los semblantes eran de rabia e incredulidad.
"Pero si el miércoles decían que estaba fuera de peligro...", reflexionaba con sorpresa un soldado legionario. El comandante Álvarez, portavoz oficial de la Agrupación Canarias en Bosnia-Herzegovina, está completamente hundido: "No sé que ha podido pasar". Unos culpan al traslado... Tal vez si se hubiera quedado aquí...". Otros se refieren a la mala suerte. Reina una gran confusión. El teniente Muñoz se ha convertido en la primera baja española después de siete largos meses de misiones de gran riesgo en esta zona del país.Algunos soldados lloran. Los que le conocen más de cerca son los más afectados. Un grupo de cabos primero de la Legión, con los ojos enrojecidos, comentan: "Algún día tenía que pasar. Así se sabrá que lo que hacemos aquí no es un juego". Otros propugnan, llevados por el natural impacto inicial de la noticia, por abandonar inmediatamente la misión de paz. "Si son unos hijos de p...", espeta un veterano. "El teniente les iba a llevar sangre y se han cobrado la suya", exclama otro.
Impacto emocional
Uno de los mandos asegura que es normal esta primera reacción. Se disculpa diciendo que sus hombres están todavía bajo el impacto de la noticia. Nadie se atreve a decir cómo van a reaccionar en el futuro. Cuando se encuentren ante una situación de gran riesgo. "La mayoría se recuperará sin problemas en pocos días", augura un comandante.
Lo ocurrido el lunes en el centro de Mostar con el teniente Muñoz es el precio de esta guerra. La fuerza de protección de las Naciones Unidas en Bosnia-Herzegovina (Unprofor) está limitada por el mandato de la ONU: solamente pueden escoltar convoyes de ayuda humanitaria. Los croatas de Herzegovina consideran que las tropas del Unprofor, concretamente las españolas, ayudan en exceso a los musulmanes. Las Fuerzas de Defensa Croatas (HVO) creen que los españoles son culpables de que las Naciones Unidas hayan emitido una dura crítica contra la actuación de los javeos en los últimos días.
Los niños croatas tiran piedras a los convoyes españoles. Las mujeres musulmanas de Mostar, en cambio, se lanzaban la semana pasada a besar los blindados. "Ahora necesitaremos tiempo para reconstruir las relaciones con unos y otros", dice un teniente coronel.
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