Balladur quiere dificultar el acceso a la nacionalidad de los hijos de inmigrantes
Los hijos de inmigrantes nacidos en territorio francés no serán considerados automáticamente franceses al llegar a la mayoría de edad, según la reforma del Código de la Nacionalidad que ayer comenzó a discutir la Asamblea Nacional. El hecho de que esta reforma sea el primer proyecto de ley presentado al Parlamento por el Gobierno de Edouard Balladur prueba su deseo de dar satisfacción inmediata a la fracción más derechista del electorado. La izquierda califica el texto de "discriminatario".
Un chiste del dibujante Plantu en Le Monde expresa muy bien lo que está ocurriendo en Francia en este segundo mes de gobierno de centro-derecha. Mientras el ministro del Interior, Charles Pasqua, cachea a un inmigrante africano, el primer ministro, Edouard Balladur, registra los bolsillos de un obrero francés y le saca todo el dinero que lleva encima. El francés pregunta al inmigrante: "¿Usted también ha votado por ellos?".Balladur presentó el lunes un plan de saneamiento económico que, a través de un incremento de la presión fiscal y una reducción de las ventajas sociales, penaliza a los sectores menos favorecidos. Pasqua comenzó ayer su cruzada a favor de "la defensa de la identidad francesa".
La aprobación de la reforma del Código de la Nacionalidad es un objetivo personal de Pasqua, que también ha preparado un paquete de medidas para multiplicar los controles de identidad, dificultar la entrada de los familiares de los inmigrantes y acelerar las expulsiones de extranjeros en situación irregular.
El proyecto mantiene el principio del jus soli: los hijos de extranjeros nacidos en Francia conservan el derecho a convertirse en franceses. Pero la adquisición de la nacionalidad ya no será automática. Los interesados tendrán, que 11 manifestar la voluntad" de ser franceses entre los 16 y los 21 años, deberán demostrar que han vivido en Francia en los últimos cinco años y estarán obligados a probar que no han cometido ningún delito.
O sea, un hijo de portugueses o argelinos que haya nacido en Montpellier, haya sido educado en una escuela francesa, sólo hable la lengua de Moliére y nunca haya visitado el país de sus padres no tendrá derecho a la nacionalidad francesa si ha sido detenido por fumar un porro o robar un ciclomotor.
El sistema francés de concesión de la nacionalidad era uno de los más liberales del mundo. En los últimos años, casi 100.000 personas, extranjeros o hijos de extranjeros, la han adquirido anualmente. Al querer limitar esa generosidad, Pasqua agrede a uno de los sectores más atormentados de la actual sociedad francesa: los hijos de los inmigrantes.
El pasado lunes, miles de personas respondieron en París a una convocatoria del Partido Comunista y las organizaciones antirracistas. Una de sus pancartas decía: "Amina y Pablo han nacido en Francia y son franceses. "Balladur y Pasqua han empezado haciendo concesiones a la ultraderecha" declaró la comunista Francette Lazard.
Los socialistas protestaron ayer. "Este texto pone en cuestión la ancestral tradición francesa del derecho del suelo, algo que sólo el régimen colaboracionista y antisemita del mariscal Petain había osado hacer", declaró el ex ministro de Cultura Jack Lang.
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