La reacción contra el plan de Balladur augura un 'otoño caliente' en Francia

Edouard Balladur, según afirmaban ayer los especialistas franceses, ha asumido importantes riesgos al presentar un programa económico centrado en el saneamiento de los déficits públicos a costa de un aumento de la presión fiscal y un redorte de las prestaciones sociales. La negativa reacción de los partidos de izquierda y los sindicatos al plan del primer ministro augura un otoño caliente, aunque Balladur confía en que los franceses comprendan "la gravedad de la situación".El poder de compra de los hogares franceses se verá duramente afectado por el hecho de que el primer ministro les exige un esfuerzo fiscal suplementario de 67.600 millones de francos franceses anuales, casi 1,5 billones de pesetas. A ello se añade que el plan no parece capacitado para detener la destrucción de empleo. Los expertos calculan que de aquí a finales de este ejercicio más de200.000 franceses se incorporaran al paro.

Sólo el abatimiento de la izquierda y la debilidad de los sindicatos van a impedir a corto plazo una masiva reacción popular. Además, el primer ministro había preparado a la opinión pública a la idea de una política de sangre, sudor y lágrimas. Los expertos coincidían en subrayar que los efectos negativos del plan sobre un consumo ya muy debilitado pueden deteriorar aún más la economía.