Moscú apuesta por el "renacimiento de la energía nuclear"
Rusia pone en marcha una nueva planta atómica
Por primera vez en tres años se ha puesto en marcha en Rusia un nuevo reactor nuclear, cuya conexión a la red eléctrica se prevé para la próxima semana. "Nos hallamos ante el principio del renacimiento de la energía nuclear en Rusia, una vez superada la crisis de Chernóbil", en palabras de Andréi Gagárinski, director de relaciones exteriores del Instituto Kurchátov. El Gobierno ruso prevé finalizar la construcción de otros dos grupos en los dos próximos años y la intención de los responsables de la energía atómica es duplicar de aquí al año 2010 la potencia nuclear instalada.
La apuesta de Rusia por el desarrollo de la energía nuclear se produce a pesar de las fuertes presiones que, sobre todo a raíz del accidente de Sosnovi Bor, (cerca de San Petersburgo) en marzo del año pasado, ejercieron algunos gobiernos occidentales para forzar el cierre de los 11 bloques nucleares del tipo Chernóbil, por considerar que no pueden alcanzar los niveles de seguridad exigibles,El reactor puesto ahora en marcha es de agua a presión y 1.000 megavatios de potencia eléctrica, al igual que uno de los otros dos que se están acabando de construir, el tercer grupo de Kalinin. Ambos tienen unos niveles de seguridad que admiten comparación con las plantas occidentales. Sin embargo, el otro que se prevé poner en marcha, el quinto de Kursk, es del tipo Chernóbil, lo que podría reavivar las quejas, según ha apuntado a este diario un funcionario de la Comunidad Europea que sigue el tema de cerca. Con el nuevo reactor son 24 los que están en funcionamiento en Rusia.
Decreto de diciembre
La reactivación de los planes de nuclearización del país se basa en un decreto del Gobierno, dictado el 28 de diciembre pasado, que prevé también fondos para el desarrollo de reactores más modernos e impulsa el estudio de nuevos emplazamientos para futuras centrales en zonas hasta ahora no nuclearizadas, como el Extremo Oriente y el Extremo Norte.La puesta en marcha de las tres nuevas centrales no va a comportar de momento el cierre de las más antiguas ahora en servicio. "Las centrales serán sustituidas cuando cumplan su ciclo previsto", asegura Víktor Sidorenko, viceministro de Energía Atómica. Tras el accidente de Chernóbil en 1986, explica, se efectuaron en todas las centrales similares los cambios necesarios "para evitar que otro accidente similar pueda producirse". Concluida esta primera fase, los cuatro grupos más antiguos de las plantas del tipo Chernóbil "están siendo sometidas a cambios de más envergadura", con el fin de que puedan cumplir su ciclo.
Gagárinski, del Instituto Kurchátov, valora positivamente estos cambios, pero considera que tanto esos cuatro reactores como los cuatro de agua a presión de la primera generación "es imposible llevarlos a los estándares de seguridad actuales".
Sidorenko rechaza, por excesivamente generalizadoras, las afirmaciones de los técnicos occidentales que descalifican a todos los reactores del tipo Chernóbil por considerarlos intrínsecamente inseguros. "Ni ayer ni hoy", agrega, "puede prescindir Rusia de los 11.000 megavatios" de esas centrales.
El viceministro de Energía Atómica admite que la industria nuclear rusa tiene cosas que aprender de la occidental, sobre todo "de su experiencia en la, cultura de seguridad", poco desarrollada en su país, así como en aspectos organizativos y en algunas esferas en que Rusia ha quedado atrás, como la electrónica y los sistemas de control. Sidorenko explica que en su país los problemas se han ido resolviendo, ante la carencia de otros medios, incorporando más y más personal. "Donde en Occidente se necesitan 20 personas, nosotros empleamos 400", afirma. Y al haber más personal, "las posibilidades de un error humano aumentan".
Al abordar el tema de la ayuda occidental, el viceministro subraya de entrada que "hasta ahora" no se ha concretado en nada y todos los trabajos de mejora de la seguridad los ha hecho Rusia por sí misma. Las partes tienen enfoques distintos: los occidentales pretenden controlar directamente el dinero que den mientras que los rusos quieren integrar esos fondos en sus propios planes. "Durante mucho tiempo hemos tratado de convencerles de que participen en nuestro programa y de que pretender otra cosa es inútil. Hemos avanzado mucho, pero hemos perdido dos años", subraya.
El citado funcionario de la Comunidad, que está convencido de que la ayuda se concretará pronto, se queja sobre todo de que no se permita a los técnicos occidentales entrar libremente en las centrales rusas y de la no existencia en Rusia de una autoridad de control nuclear realmente independiente.
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