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GUERRA EN LOS BALCANES

Bill Clinton asegura que juzgará a los serbios "sobre sus actos"

El presidente norteamericano, Bill Clinton, hizo público anoche un comunicado en el que afirma que Estados Unidos "juzgará las intenciones de los serbios sobre sus actos". El texto califica, sin embargo, de "etapa positiva" la firma del plan de paz por el líder serbio Radovan Karadzic.Clinton precisé también que había dado instrucciones a su secretario de Estado, Warren Christopher, para que mantenga la gira que ha emprendido por varias capitales europeas con el fin de conseguir apoyos en caso de una eventual intervención militar en la antigua Yugoslavia.

Christopher llegó precisamente ayer a Londres y señaló a su llegada la necesidad de "mantener la presión" y seguir preparando la opción del bombardeo. "No es suficiente firmar un papel, los serbios deben demostrar que realmente quieren la paz", afirmó también. El secretario de Estado se entrevistó durante casi cinco horas con el primer ministro británico, John Major. Al terminar el encuentro, la parte británica aseguré que los dos hombres tenían "una visión común de la situación en la antigua Yugoslavia". La entrevista, según la misma fuente, había permitido examinar "todas las opciones posibles, incluyendo las militares".

Todo parece indicar, sin embargo, que las iniciativas militares aprobadas por Clinton no serán ejecutadas de forma inminente, sino de acuerdo a los pasos concretos que den los serbios para terminar los ataques contra la población musulmana y para permitir el libre tránsito de ayuda humanitaria internacional.

"La intervención militar no será inmediata. Los serbios saben qué tienen que hacer para impedirla y para cumplir con los deseos de la comunidad internacional", dijo una fuente oficial citada por el diario The New York Times.

La aceptación por parte de los serbios del plan de paz elaborado por Cyrus Vance y David Owen supone un primer éxito de la estrategia norteamericana, que parte del convencimiento de que sólo la amenaza creíble del uso de la fuerza es capaz de convencer a los serbios de que detengan su agresión.

Bill Clinton preferiría no tener que bombardear las posiciones serbias en Bosnia, entre otras razones porque eso significaría -lo quiera o no- involucrarse en un conflicto que no cuenta con suficiente popularidad en este país, pero ha dejado claro que, si tiene que hacerlo, lo hará.

Para Clinton, esto se ha convertido en una oportunidad de demostrar su energía como líder internacional. En dos facetas distintas. Por un lado, como jefe de la única potencia en condiciones de intervenir decisivamente en una guerra regional. Por otra parte, como líder de Occidente, capaz de imponer su punto de vista entre los aliados europeos. Los serbios deben entender que EE UU. no habla hoy de acciones militares con muchas ganas, pero sí en serio.

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