Leguina se acerca a los planes urbanísticos del PP

Los urbanistas municipales fueron los primeros en mover sus peones en el tablero para diseñar Madrid. Ahora les toca a los de la Comunidad, que aprovechan para dibujar el futuro de toda la región. En cuatro meses, el gobierno local del PP y el equipo autonómico del PSOE han acercado sus proyectos así: la ciudad tiene que concentrar en el eje de la Castellana con el doble de su longitud actual los comercios y las oficinas. Es la única forma de salvar a los viejos distritos del Centro del abandono y la marginación. En una región donde los técnicos pintan una docena de campus universitarios, todas las previsiones apuntan a que la metrópoli crecerá por el sur de la futura M-50 y por el valle del Henares. ¿El resto? Verde y no urbanizable.

El Plan Regional de Estrategia Territorial acaba de salir del horno. Por primera vez, un documento contiene las predicciones de crecimiento tanto de los valles de la sierra como de las avenidas de la capital. Para los urbanistas de la Comunidad, la ciudad debe dejar de seguir despoblándose, y el área metropolitana necesita más espacio para crear más actividades económicas.En plena recesión económica, los técnicos auguran que la comunidad madrileña va a seguir creciendo, pero habrá que ser "más generosos" con las regiones vecinas para impulsar su desarrollo y evitar que Madrid acabe como "una catedral en medio del desierto".

Dos propuestas: la Ciudad Lineal del Sur, en el arco de la M-50 descrito entre Alcorcón y Getafe, y un brazo industrial hacia el Mediterráneo en el Corredor del Henares, al hilo de la autopista de peaje de Guadalajara y la línea del AVE a Barcelona. Con estos ejes centrales se pretende garantizar el futuro diseño de la región. Los urbanistas ya lo han han bautizado como el Diábolo de Madrid, en referencia al juego infantil. Dos conos inclinados unidos por su vértice, en este caso, el centro de Madrid. Y para desatascar los extremos del diábolo será obligatorio abrir la variante de la carretera de Extremadura, desde la vía Lusitana hasta Navalcarnero, y la autovía de prolongación de O'Donnell hasta Torrejón de Ardoz.

A pesar del descenso de los índices de natalidad, la Comunidad cree que aún se deben ofrecer en el mercado inmobiliario unas 25.000 viviendas al año en toda la región, de las que un 60% se sitúa en la capital.

Al sur de la Castellana

'No vamos a decirles [a los técnicos municipales] cómo tienen que hacer las esquinas, pero sí tenemos propuestas para que los distritos del centro sigan siendo un lugar de residencia", explica José María Ezquiaga, director general de Planificación Urbanística de la Comunidad. Ezquiaga asegura que está de acuerdo con el Ayuntamiento para concentrar las áreas de negocio en torno a la Gran Vía y al eje de La Castellana, prolongado por el sur por Méndez Álvaro y la avenida de Córdoba hasta el límite de Villaverde. En esta línea, la Comunidad pide al Ayuntamiento que fije en sus ordenanzas la prohibición de abrir más oficinas en los barrios del centro (Salamanca, Argüelles, Chamartín). Los técnicos regionales aseguran que coinciden en gran parte con las previsiones del arquitecto Luis Rodríguez Avial, responsable de la revisión del Plan General de Madrid, para poner freno al abandono del centro.

Sin embargo, no se ha alcanzado un acuerdo en el desarrollo de los distritos del extrarradio, (San Blas, Carabanchel, Vallecas ... ), que siguen siendo "islas en el tejido urbano". Para Ezquiaga, "el ambiente hostil y medio degradado apuntan a una explosión ciudadana en los barrios dormitorio".

Por otro lado, la Administración central tendrá que liberar una cuarta parte del suelo que ocupan ahora ministerios y dependencias oficiales. Como alternativa, se trasladarán a la periferia (Campamento, Ciudad Aeroportuaria), pero siempre en el término municipal de Madrid.

Al final, la ciudad sigue incompleta. Los nuevos barrios del norte y del sureste se van a desarrollar en forma de manzanas cerradas, con jardines interiores, y bloques de no más de cinco pisos de altura. Pero tampoco hay acuerdo entre ambas administraciones sobre la proporción de. viviendas sociales que deberá acoger el ensanche de la capital. De hecho, el Gobierno de Joaquín Leguina ha impuesto un veto Político al Ayuntamiento cuando el PP intentó alterar las previsiones de pisos de protección oficial contenidas en el vigente Plan General.

Los planos del Plan Regional de Estrategia Territorial acompañarán al texto de la Ley del Suelo de la Comunidad, que se debatirá en la Asamblea a partir de junio. La Consejería de Política Territorial pretende que las normas urbanísticas tengan también una plasmación sobre el papel, en forma de mapas con asignación de usos del suelo. En la Comunidad de Madrid, cuatro de cada cinco metros cuadrados no podrán ser edificables.

Reservas de suelo

Con el objetivo de combatir la especulación inmobiliaria, el Gobierno autónomo se va a dotar de un nuevo instrumento urbanístico en la Ley del Suelo: las denominadas zonas de interés regional o reservas de suelo. La nueva normativa madrileña fijará un mecanismo de tanteo y retracto o derecho preferente para adquirir los terrenos seleccionados -a precio de coste y sin plusvalías- antes o después de la operación de compra-venta.

Al mismo tiempo, la Comunidad pretende salvar las reticencias de los ayuntamientos de la región, que temen quedarse sin competencias en urbanismo, mediante una oferta general de concertación. En resumen, la advertencia que se lanza desde la Comunidad es: si quieres crecer tienes que tener servicios: carreteras, transporte público, polígonos industriales, hospitales, escuelas, medio ambiente...

En contrapartida, la Comunidad renuncia a aplicar una reforma masiva de los planes municipales, asegura el director general de Planificación Urbanística de la Comunidad. "Las grandes actuaciones se ejecutarán en nuevos suelos, todavía sin calificar", explica Ezquiaga, al advertir que las zonas de interés regional serán competencia exclusiva del Gobierno autónomo.