El mundo aísla a Serbia por rechazar la paz en Bosnia
Como Irak en 1990, la nueva Yugoslavia (formada por Serbia y Montenegro) se ha convertido a partir de las seis de la mañana de hoy (hora peninsular española) en un país aislado del mundo por las sanciones decididas por las Naciones Unidas. El rechazo, un día antes, por el Parlamento de los serbios de Bosnia, al plan de paz para esta república propuesto por los mediadores internacionales puso en marcha automáticamente el mecanismo del castigo. Más allá sólo queda otra opción: la intervención militar.
Se ha acabado el tiempo de las palabras, ha llegado la hora de aplicar la mayor presión posible", aseguraba ayer el ministro alemán de Exteriores, Klaus Kinkel, tras reunirse con el mediador británico David Owen. Bonn, como el propio negociador de la ONU, como Estados Unidos, engrosa ya el cada vez más amplio grupo de los partidarios de una acción militar enérgica que fuerce a los serbios (de Yugoslavia y de Bosnia) a entrar en razón. El presidente norteamericano, Bill Clinton, estudia enviar a Europa a su secretario de Estado, Warren Christopher, para presionar a sus aliados.Antes de la opción final, sin embargo, habrá una oportunidad para que las sanciones ejerzan un efecto disuasorio. Desde esta madrugada, en aplicación de la resolución 820 del Consejo de Seguridad, está prohibido el tránsito por tierra, mar, aire y río (la comunicación por el Danubio) de todo tipo de mercancias, excepto la ayuda humanitaria; se congelan los haberes financieros de Belgrado y empresas serbias y montenegrinas en el exterior, se limitan los puestos fronterizos, se autoriza la incautación de los aviones, barcos y camiones, y se prohíben todos los servicios, excepto los legales y las comunicaciones para fines no comerciales.
La amenaza de estas sanciones no bastó para limar la intransigencia de los serbios de Bosnia. Sus 77 diputados, tranquilos, convencidos de tener una razón que todos les niegan, votaron unánimemente contra el plan de paz.
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