Ciénaga mundana
¿Cuándo encontraremos nosotros, los que nos llamamos lectores de periódicos, alguna opinión de columnista, instigador de controversias, predicador, agorero, político frustrado o a secas, director de algún indefinible instituto, en la que se nos haga ver que el que suscribe tampoco se salva de esta ciénaga mundana, de esta Podrida conciencia con la cual tragamos nuestras respectivas miserias en un asombroso espectáculo de la confusión? Qué clase de autoridad moral, que se halle más allá de este turbio engendro al que llamamos historia, sostiene al que, como adalid del propio narcisismo intelectual, político, religioso, etcétera, no tiene el menor reparo en quedarse solo, cortando el cuello a cualquier idea, a diestro y siniestro? (¿No es maravilloso que haya gente todavía asombrándose de lo que está sucediendo en la ex Yugoslavia).-