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Los brasileños, apáticos ante el plebiscito sobre la forma de Estado y Gobierno

La abstención y los votos nulos se espera que superen en Brasil todas las marcas en el plebiscito de mañana que decidirá la forma de Estado (república o monarquía) y el sistema de Gobierno (presidencialista o parlamentario).

El desinterés y la apatía de los más de 90 millones de electores provocará que casi un tercio del electorado, según todas las previsiones, no acuda a votar o lo haga en blanco o nulo en el plebiscito convocado para mañana.Los defensores de cada una de las tres opciones en liza, república presidencial, monarquía parlamentaria y república parlamentaria, gastan sus últimos cartuchos en los espacios electorales gratuitos de la televisión.

Un cuarto de hora al mediodía y 20 minutos por la noche de propaganda política, en las franjas horarias de máxima audiencia y en todos los canales, aburren desde hace semanas a unos electores, que están más preocupados por sobrevivir y encontrar la forma de que el 30% de inflación mensual no devore sus exiguos salarios.

Los partidarios de la monarquía han recurrido con frecuencia al argumento de que en España, con el rey Juan Carlos, el país progresó y alcanzó un alto desarrollo económico. El pretendiente más notable a la corona imperial, Pedro Gastón de Orleans Braganza, de 80 años, se deshace en elogios en Petrópolis sobre su sobrino Juan Carlos, quien le llama tío Pedrinho. El descendiente del último emperador de Brasil está casado con doña Esperanza, hermana de la madre del rey de España.

Los parlamentaristas brasileños asocian al presidencialismo con tres palabras que casi relampaguean en rojo en las pantallas de televisión: "¡Hambre, miseria, humillación!". Argumentan también que en 103 años de vida republicana en Brasil sólo dos presidente elegidos de forma democrática consiguieron acabar su mandato.

A pesar de estos argumentos, todos los sondeos coinciden en que las cosas seguirán como hasta ahora en Brasil, con una república presidencialista.

Según las encuestas, casi dos terceras partes del electorado no tiene el menor deseo de acudir a votar, aunque al final lo hagan para evitar la multa. El voto es obligatorio en Brasil y mañana será un día festivo a todos los efectos.

Desde la destitución, el pasado 2 de octubre, del presidente Fernando Collor de Mellor y su renuncia definitiva a finales del año pasado, las cosas apenas han cambiado en Brasil. La inflación se mueve un mes tras otro por encima del 25% mensual.

Se suceden los descubrimientos de corruptelas entre los políticos y parlamentarios que destituyeron a Collor.

El presidente Itamar Franco, en medio año, ha cambiado ya tres veces el ministro encargado de la caótica economía brasileña.

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